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Mayol y Rahola defienden con ardor la gestión municipal y acusan a CiU y PP de torpedearla

Las dos candidatas a la alcaldía de Barcelona, Imma Mayol (Iniciativa per Catalunya-Verds) y Pilar Rahola (Partit per la Independència), asumieron anoche el papel de arietes en la defensa del equipo de gobierno municipal del que sus partidos forman parte junto con el PSC. El debate, celebrado en Barcelona Televisió, mostró a un Joan Clos instalado en la pedagogía de los conceptos de ciudad, mientras que Mayol y Rahola descendían al cuerpo a cuerpo con los candidatos de CiU, Joaquim Molins, y el PP, Santiago Fisas. La política del Gobierno de CiU respecto a Barcelona fue usada de nuevo contra Molins.

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Los asientos de la discordia

El equipo de gobierno municipal tuvo en el debate de ayer un reparto de papeles similar al del coloquio de anteayer, organizados por la Federación de Asocianes de Vecinos de Barcelona (FAVB). Clos adoptó una actitud casi institucional y dejó que Mayol y Rahola se batieran con Fisas y Molins. Parecía un guión ensayado. Y se vio en los momentos más álgidos del debate. Molins, pertrechado con gráficos con los que quería demostrar la supuesta situación de parálisis y declive que vive Barcelona, abrió el fuego crítico contra el equipo de gobierno. El candidato de CiU subrayó que no hay proyectos y lanzó las propuestas de su coalición. Molins dibujó un panorama sombrío: "La gente no encuentra vivienda, los indicadores económicos van hacia abajo, la ciudad pierde población, disminuyen el PIB y la actividad económica". Tanto Mayol como Rahola le dieron réplica apasionadamente. La política del Gobierno de Jordi Pujol respecto a Barcelona volvió a ser el talón de Aquiles del candidato convergente. Mayol subrayó que Barcelona se ha transformado "a pesar de Pujol" y reprochó a la Generalitat no haber invertido en guarderías, en geriátricos ni en vivienda. Rahola, por su parte, insistió en las mismas tesis: "Hemos avanzado a pesar de que la Generalitat nos ha abandonado". Ambas hicieron un discurso muy ideológico, trufado de referencias a "la derecha", y se presentaron como la garantía de escorar hacia posiciones más de izquierda y más catalanistas al PSC. Además, cada envite a Molins se convertía también en un reproche a Fisas, quien trató de rentabilizar en beneficio propio la gestión del Gobierno del Partido Popular (PP) y encajó como pudo las andanadas que le lanzó, sobre todo, Pilar Rahola. El fragor del debate no prendió en el discurso de Joan Clos, quien se dedicó a desgranar su labor de gobierno y su proyecto de ciudad. A juicio del alcalde, la transformación de Barcelona ha mejorado la cohesión social y ha conseguido hacerse con el entusiasmo de la gran mayoría de los ciudadanos. Clos habló del Fòrum 2004 de les Cultures como el vértice del nuevo impulso en la transformación que quiere emprender. El alcalde no descendió al cuerpo a cuerpo con Molins, aunque en dos ocasiones mantuvo un vivo diálogo con el candidato de CiU sobre la implicación de la Generalitat en el metro y sobre la lentitud de la aplicación de los planes especiales de reforma interior. Quienes sí matizaron sus papeles respecto al debate de anteayer en el Ateneo fueron el candidato de Esquerra Republicana (ERC), Jordi Portabella, y el de Esquerra Unida i Alternativa (EUiA), Jordi Gasull, conscientes de que cerrar filas en torno al actual gobierno beneficia básicamente a sus competidores más directos: el PI e IC-V, respectivamente. Ambas formaciones elogiaron la transformación que ha vivido Barcelona en los últimos años, pero fueron más críticos con la gestión municipal. Ello provocó, a diferencia de lo que ocurrió el miércoles, fisuras entre el bloque de la izquierda, especialmente en la segunda parte del debate, en la que se cruzaron repetidos reproches entre Mayol y Gasull por una parte, y Rahola y Portabella por otra. El candidato de ERC, que se presenta en coalición con Els Verds, se enzarzó en una discusión con Rahola sobre quién ha hecho una publicidad más ecológica y también arremetió contra IC-V: puso en duda su vertiente ecologista y le recordó que ha gestionado el Área de Bienestar Social y es, por tanto, corresponsable de sus déficit.

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