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India intensifica su campaña militar en Cachemira sin renunciar a la vía diplomática

ENVIADO ESPECIALLos Gobiernos de India y Pakistán realizaron ayer gestos para lograr un entendimiento diplomático capaz de rebajar la alta tensión bélica en Cachemira. Al mismo tiempo, las Fuerzas Armadas indias se emplearon a fondo en las montañas del Himalaya, con artillería, aviación e infantería, para desalojar a los milicianos islamistas llegados desde Pakistán, los llamados militantes, que llevan semanas ocupando posiciones en territorio indio desde las que se domina una estratégica carretera en esta disputada región fronteriza.

Las tropas indias dedicaron el séptimo día de su Operación Victoria a descargar de nuevo toda su fuerza contra las posiciones de los militantes. Aviones Mig con el apoyo de Mirage, en misión de nublar las comunicaciones entre los infiltrados y sus partidarios en el otro lado de la frontera, bombardearon a los invasores parapetados en posiciones de alta montaña. Según Nueva Delhi, la operación se desarrolla con notable éxito, aunque desde Pakistán llegaban noticias de que los militantes están recibiendo refuerzos, lo que deja en no muy buen lugar al Ejército indio, que presume desde hace días de estar cortando las vías de apoyo.En la conferencia de prensa diaria del Ministerio de Defensa, el portavoz del Ejército de Tierra, reconoció ayer que "un limitado número" de nuevos milicianos habían penetrado un kilómetro en territorio indio. Las explicaciones del portavoz fueron acompañadas de un gráfico en el que se explicaba cómo se ha ido estrechando el cerco a los invasores y de una fotografía aérea de la zona de operaciones en torno a la localidad de Kargil, centro del conflicto.

Era una clásica vista aérea de un mar de picos helados en el Himalaya, que hacía evidentes las dificultades de desarrollar allí una campaña militar.

El portavoz castrense explicó que la línea de control que hace de frontera está fijada sobre accidentes geográficos, por lo general las cumbres de las montañas, y que desde laderas de uno y otro lado los artilleros bombardean regularmente las posiciones enemigas. En estos días, los ataques rutinarios son muy intensos: desde el lado paquistaní, para brindar cobertura a los militantes, y desde el lado indio, como represalia.

A uno de esos bombardeos con morteros atribuyeron ayer los paquistaníes la muerte de 10 escolares. Un portavoz del Gobierno indio dijo que eso era una "pura invención" de Pakistán, y el militar, al insistírsele sobre el posible error, dijo no tener noticias sobre el particular, antes de añadir: "Sólo atacamos objetivos militares; no atacamos civiles".

Los "intensos combates" de los que hablaban ayer los portavoces han provocado una huida masiva en las pequeñas localidades de la zona a ambos lados de la frontera. Kargil, que tenía unos 10.000 habitantes, es desde hace una semana un pueblo fantasma. Los paquistaníes hablan de un éxodo de 50.000 personas en su lado.

A pesar de los cañonazos, ambos Gobiernos hicieron ayer gestos para rebajar la tensión.El de Islamabad desmintió ayer unas palabras atribuidas al número dos de Exteriores, Shamshad Ahmad, de que "cualquier arma" del arsenal paquistaní -que contiene bombas atómicas- será usada para defender la integridad territorial del país. Su jefe, el ministro Sartaj Aziz, es esperado en cualquier momento en Nueva Delhi, donde ayer se dijo que es a él a quien corresponde fijar la fecha de la visita.

El ministro del Interior indio, L. K. Advani, número dos del Gobierno y un viejo halcón hindú, que siempre ha mantenido una postura de extrema firmeza con la cuestión de Cachemira, reconoció que su teoría de la persecución en caliente de los militantes está ahora superada, en vista de las posibles consecuencias entre dos potencias nucleares. Advani también expresó su creencia de que Pakistán desea poner fin a la presente tensión en la frontera.

Nueva Delhi cree que Pakistán ha quedado en evidencia ante la comunidad internacional con su apoyo a los infiltrados, a quienes presenta como luchadores por la libertad de Cachemira, y que no está en condiciones de librar una guerra, entre otras razones, por motivos económicos: el país está al borde de la bancarrota. Tara Kartha, del Instituto para Estudios de Defensa y Análisis, experta en cuestiones de Pakistán y Cachemira y reciente autora de Tools of terror (Armas de terror), un libro sobre las guerrillas y grupos terroristas del sur de Asia, tiene dudas entre si llamar a esta campaña conflicto o guerra, pero aventura que "no estallará de lleno porque el Gobierno así lo ha decidido y va a dar a Pakistán una oportunidad de replegarse".

El Gobierno indio de Atal Behari Vajpayee fue ayer censurado duramente por la oposición del Congreso, el partido de Sonia Gandhi. La ejecutiva del partido llegó a la conclusión de que India se ha visto arrastrada a esta situación por "la negligencia criminal" del Gobierno.

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