Una atrevida línea de vanguardia marca las primeras exposiciones del Espai d"Art Contemporani de Castellón
Las puertas del Espai d"Art Contemporani de Castellón (EACC) se abrieron, por fin ayer, con una clara muestra de la pretensión para la que fue concebido este espacio. Vanguardia, provocación, la huída de la apatía, el desafío, la excitación, el surrealismo o la metáfora han logrado ya ocupar las paredes del recién estrenado museo. Hasta julio, el EACC estará tomado por una exposición conjunta del fotógrafo Jeff Wall y el escultor Pepe Espaliú y por una muestra de la vida y obra del músico de Vinaròs Carles Santos. Considerado como uno de los artistas más prolíficos y polifacéticos de los últimos años, el vinarocense ofrece una amplia gama de la explosión de su pasión musical que impregna en distintas artes plásticas. Con influencias cosmopolitas y experiencias locales, Santos consigue, como no, la provocación púdica en muchos de los que observan sus fotografías y montajes escénicos. Los alumnos de la Escuela de Artes y Oficios fueron los primeros en visitar el EACC. Mientras uno de ellos buscaba la mirada de su compañero para intercambiar risas, éste escudriñaba la obra con cara de pensar que, por fin, Castellón cuenta con un lugar en el que se podrá ver de todo. Otros dos discrepaban sobre sus concepciones del arte y, después de que una madre acelerara su marcha en la zona destinada a Santos, un guardia de seguridad murmuró un "yo no digo nada", mientras el cámara de una televisión local se acordaba de que el espacio para el que graba imágenes es visto por niños. Con menor provocación visual, seis inmensas fotografías de Jeff Wall ocupan una de las paredes, de 40 metros de longitud. Wall refleja a través de instantáneas en blanco y negro una realidad "salvaje". Junto a estos fragmentos violentos, el artista ha colocado otras imágenes con montajes de cajas de luz, quizá menos llamativos pero igual de creativos. El espacio del EACC queda completado con alrededor de 20 piezas del escultor cordobés Pepe Espaliu que complementan la obra expuesta por Wall. La muestra, que se denomina Tiempo suspendido, pretende establecer un diálogo entre la obra de estos dos artistas, considerados como fundamentales para las dos últimas décadas del arte contemporáneo. El reflejo de la crudeza del final de siglo se muestra, en uno, desde un punto de vista social, mientras que el otro opta por el sentimiento y la percepción personal.
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