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Condenado a 12 años de cárcel por atar, maltratar y encerrar a dos ancianas

José Luis Barros, dueño de una residencia geriátrica ilegal de Fuenlabrada, ha sido condenado por la Audiencia de Madrid a 12 años de cárcel por dos delitos de detención ilegal, otro de malos tratos y otro de tenencia ilícita de armas. La Sección Segunda de la Audiencia, en una sentencia que hizo pública ayer, condena a Barros por maltratar, encerrar y atar a dos ancianas octogenarias. El tribunal declara probado que Barros conoció a las dos ancianas en 1990 y las llevó a vivir con él y su esposa para cuidarlas a cambio de dinero. Tras separarse el matrimonio, las llevó, en julio de 1995, a una vivienda de la calle de Andorra de Fuenlabrada.La vida de ambas mujeres con el acusado, una ya ha fallecido, fue un auténtico suplicio. Según la sentencia, "ponía la televisión a fuerte volumen de día y de noche, y comenzó a descuidar la alimentación y el aseo de las dos ancianas". En una ocasión, los vecinos del inmueble, hartos del volumen de la televisión y de los lamentos que salían del piso, se quejaron a la policía. Los agentes se presentaron en la casa sobre las once de la mañana del 13 de febrero de 1996. Las vecinas escucharon ese día lamentos del tipo "¡no me ates, me portaré bien!", "¡ay mi brazo, me haces daño!" o "¡no me pegues más!"; gritos que a veces se oían "como a través de un pañuelo con el que el acusado les tapaba la boca", según explicaron las vecinas en el juicio y destaca la sentencia. Tales lamentos se debían, según el tribunal, a que Barros "las ataba en una silla o en la cama por los brazos, antebrazos, tobillos y cintura, privándolas de cualquier posibilidad de movimiento". Las ventanas del inmueble están casi siempre bajadas y rara vez se veía luz artificial dentro.

Cuando los agentes llegaron al inmueble y llamaron a la puerta, nadie les abrió, pese a que el acusado estaba dentro. Al percatarse de que la policía estaba allí, el acusado, quien, según la sentencia, sufre un trastorno paranoide, arrojó por una ventana una escopeta de caza y se marchó del piso. Pero fue detenido cuando salía del bloque. Horas después, una comisión judicial entró en la vivienda y encontró a una de las ancianas "atada a una silla y con tan sólo un camisón sin mangas, y con síntomas de demencia, desnutrición y deshidratación", así como hematomas en diferentes partes del cuerpo. En otra de las habitaciones se hallaba la otra anciana, también atada y con hematomas por doquier.

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