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Si la izquierda suma, la izquierda avanza JAUME BOSCH

Cuando se pierden los nervios es fácil cometer errores. Y todo apunta a que, por primera vez, existe inquietud en los órganos de dirección de Convergència i Unió (CiU). La lista de equivocaciones graves ha aumentado considerablemente en las últimas semanas. Un síntoma de nerviosismo ha sido la impugnación, desestimada por las juntas electorales, que CiU ha presentado contra las candidaturas locales del Partit dels Socialistes (PSC), Iniciativa-Verds (IC-V), Esquerra Republicana (ERC) y la Federació d"Independents (FIC). La polémica puede parecer estrictamente jurídica, pero tiene consecuencias políticas. Ya en 1995, IC había hecho uso de la posibilidad legal de utilizar denominaciones específicas en determinados municipios, acompañando a una denominación común de la coalición. Ahora también el PSC y ERC han decidido aprovechar esa posibilidad legal. Y frente a esta actuación CiU ha presentado impugnaciones; estaba en su derecho, pero, sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña y reiteradas resoluciones de la Junta Electoral Central aseguraban la desestimación de sus argumentos. ¿Qué se esconde detrás de esta polémica? El 13 de junio, a través de los resultados de las elecciones municipales, se eligen también los consejos comarcales y las diputaciones. La legislación que regula esas elecciones de segundo grado es muy restrictiva. La posibilidad de usar denominaciones específicas en distintos municipios permite superar esa rigidez. El pluralismo de las izquierdas es una realidad incontestable, pero en los municipios es todavía más evidente. Existe infinidad de grupos locales y comarcales que engloban a personas independientes, que tienen como objetivo articular alternativas al dominio de CiU en muchas localidades; la posibilidad de que puedan aparecer con su propia denominación, unida a la de una coalición, garantiza el respeto a su identidad y permite que sus votos no se pierdan con vistas a la formación de las instituciones supralocales. La aplicación de esta fórmula legal ha supuesto un cambio significativo en el panorama político de muchas comarcas. IC-V-EPM (Entesa de Progrés Municipal) se ha aliado con más de 50 grupos en localidades como Montblanc, Sant Pere de Ribes, Santa Margarida de Montbui, Les Borges Blanques, Salt, Arenys de Munt, y en comarcas como Osona, Berguedà, Alt Penedès y Baix Empordà. También el PSC y ERC han conseguido acuerdos con numerosas candidaturas independientes. Pero existen, además, grupos progresistas consolidados que no han considerado necesario coligarse con ninguna fuerza política y que constituyen verdaderas alternativas a CiU en determinadas comarcas (Unió per la Terra Alta, Independents Progressistes i Nacionalistes en Lleida, el CIPROB en el Bages, Unió de Progrés Municipal en el Baix Empordà, etcétera) o en numerosos municipios como Solsona, Arbúcies o Vilassar de Dalt. Contra este movimiento iban dirigidas las impugnaciones de CiU, como expresión del temor que les inspira porque esta voluntad de sumar esfuerzos puede resquebrajar el poder absoluto ejercido por CiU en muchas comarcas y pequeños municipios. Pero existe otra razón: esas candidaturas, coligadas o no al PSC, IC-V o ERC, reflejan el cansancio que existe, en muchas zonas teóricamente consideradas afines a CiU, respecto al Gobierno de Jordi Pujol. Uno de los retos de una alternativa de izquierdas que pueda triunfar el próximo otoño será intentar articular estos movimientos en un proyecto ilusionante basado en el reconocimiento de la pluralidad territorial y política de las izquierdas catalanas.

Jaume Bosch es vicepresidente de la Diputación de Barcelona y responsable de política municipal de IC-V.

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