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Reportaje:

El hermano americano de Major

El ex primer ministro británico localiza un nuevo familiar nacido cuando su padre trabajaba con su circo en EEUU

Isabel Ferrer

John Major, de 56 años, antiguo primer ministro británico, pasará a la historia como un hombre discreto. Su padre, Tom Major-Ball, lo era aún más. Nunca le dijo a su hijo pequeño que tenía un hermano en Estados Unidos. Es posible que su pasado como trapecista de circo, actor de revista musical y, al final de su vida, fabricante de adornos para jardines le pareciera lo bastante atrevido como para añadir encima otro retoño secreto. Su existencia, de la que el político se enteró el pasado año, fue desvelada ayer por el rotativo The Times. El fraternal encuentro ha tenido ya lugar al otro lado del Atlántico, y vertebrará el libro de memorias que el ex líder conservador ultima para la editorial Harper Collins.Volcarse en los recuerdos es tan tradicional entre los estadistas británicos en cuanto abandonan el poder como la cerveza tibia y el juego de críquet, que tanto le gustan a John Major. Cuando éste ocupaba el número 10 de Downing Street, la segunda residencia más famosa del Reino Unido, después del palacio de Buckingham, siempre reconoció que su padre tuvo mala suerte en la vida. "Era un buen hombre. Una persona honrada, pero le fue mal, y eso le atormentaba", dijo en más de una ocasión, cuando conseguía sobreponerse a su reserva y timidez habituales. Ahora que ha descubierto a su nuevo hermano "está encantado, y no lo oculta", según sus allegados. Para añadir una nota aún más sentimental al hallazgo, John Major averiguaría el paradero de su cercanísimo pariente a través del que creía su hermano mayor, Terry Major-Ball, de 67 años. Gracias a su afición a la genealogía, éste descubrió la identidad del "chico americano", el primogénito de la familia, antes que nadie. Su otra hermana, Pat Dessoy, de 65 años, también estaba al tanto. Ambos resolvieron no decirle nada al ilustre benjamín de la casa, que había llegado lejos y estuvo sujeto al escrutinio de la prensa durante décadas.

Cuando abandonó la jefatura del Gobierno y el interés popular se centró en su sucesor, el actual líder laborista, Tony Blair, las cosas cambiaron en el hogar de los Major. John esbozó las primeras notas de sus memorias políticas, un género muy respetado entre sus conciudadanos porque sirve para descubrir, por fin, el perfil humano del servidor público, y enseguida supo que le faltaba algo. Su padre tenía 64 años cuando él nació. Al morir, el futuro primer ministro era un adolescente que apenas pudo conocerle bien. Poco podía imaginar que la búsqueda del progenitor se traduciría en la aparición de otro hermano.

Tom Major-Ball pasó sus años mozos, la etapa "formativa", como era calificada ayer por la prensa británica, en Estados Unidos. Cuando regresó a su país, en 1896, tenía 17 años. Una fotografía publicada ayer por el propio Times le presenta casi como a un doble de Charles Chaplin. Llevaba puestos todos los atributos de Charlot: grueso maquillaje, bastón y bombín, y una expresión melancólica de la que podía esperarse todo. Aunque visitó también Suramérica, los viajes más frecuentes fueron a Estados Unidos. Durante 20 años anduvo allí de un lado para otro con su circo ambulante. Su primera esposa, Kitty Grant, era su pareja en el número de revista que protagonizaba. En 1929, un año después del fallecimiento de ésta, el padre de John Major contrajo nuevas nupcias. Su segunda mujer era Gwen Coates, una bailarina que había sido la mejor amiga de la muerta.

Cuando el trapecio y la revista musical no eran ya más que un recuerdo, Tom Major-Ball se estrenó como fabricante de figuritas para el jardín. Vendía unos enanos que hicieron furor durante algún tiempo, pero perdieron su atractivo de golpe. John Major nació a caballo entre la relativa prosperidad inicial de la empresa y las estrecheces finales, cuando el negocio se hundió. Marcada su adolescencia por las penurias económicas, al ex primer ministro le quedó la imagen de un padre anciano derrotado por las circunstancias, pero que supo saborear un instante de gloria artística en su juventud. La urgencia de salir adelante y su muerte marcaron al político en ciernes que rendía homenaje a su progenitor en los actos públicos señalados.

"De su hermano secreto sólo sabemos que actuaba, o algo parecido, en el circo del padre", dijo ayer un amigo del ex primer ministro, que prefirió no identificarse. Los hijos de Tom Major-Ball se han conocido al fin. El encuentro, celebrado en secreto, fue todo un éxito. Para el hermano americano debió resultar además doblemente emotivo. Por una vez era un europeo el que había encontrado sus raíces en Estados Unidos.

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