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Repuestos de oro

La nadadora Nina Zhivanevskaya y la atleta Niurka Montalvo garantizan nuevos éxitos tras las retiradas de López Zubero y Sandra MyersEl fútbol y el baloncesto, las modalidades más importantes, fueron los primeros que se aprovecharon de grandes figuras

La nadadora Nina Zhivanevskaya nació en Moscú el 24 de junio de 1977. El pasado 26 de marzo adquiría en Madrid la nacionalidad española y al día siguiente batía sus dos primeros récords de España de 50 y 100 metros espalda en los Campeonatos Nacionales de Cádiz. La atleta Niurka Montalvo nació en La Habana el 4 de junio de 1968. El miércoles día 5 de este mes se convertía en española (en su caso con la doble nacionalidad, al no tener que renunciar a la cubana, por el convenio con los países hispanoamericanos) y el sábado, tres días después, batía el récord de España de salto de longitud en la primera jornada de la Liga Nacional de clubes. Son las dos últimas estrellas extranjeras que garantizan éxitos al deporte español. Y curiosamente, además, unos repuestos de oro para otras dos figuras, Martín López Zubero (gran sustituto de su hermano David), y Sandra Myers, que se llenaron de éxitos en las dos modalidades olímpicas más importantes y en las que España siempre había tenido sensibles carencias. Martín, nacido en Estados Unidos de madre norteamericana, pero nadador español por el empeño de su padre aragonés; Sandra, pura estadounidense y española por matrimonio.En los casos de Nina y Niurka, las bodas sólo han sido una percha para poder aplicar la rapidez de la nacionalidad por carta de naturaleza, es decir, por méritos especiales. Naturalmente, por ambas joyas sí ha luchado duramente el Consejo Superior de Deportes (CSD) ante los ministerios de Interior y Justicia. Las luchas del CSD no son siempre tan arduas. Depende de las marcas. Tanto eres tanto vales. Nina, 1,65 metros, 50 kilos, es una de las mejores especialistas mundiales del estilo espalda. Ocho medallas en competiciones de alto nivel la avalan sobradamente: cuatro individuales, plata en los Mundiales de Roma 94 y en los Europeos de Sheffield 93, y bronce en los Europeos de Viena 95, en 100 metros, así como también bronce en 200 en los Europeos de Sheffield 93. Y otras cuatro con los equipos rusos de relevos, en Europeos, Mundiales y Juegos de Barcelona, tres en los 4 x 100 estilos, y otra incluso en los 4 x 100 libres. Vino a una concentración a la Costa del Sol y allí conoció al que es su marido, malagueño. La Copa del Mundo de 1997 fue su última competición como rusa. En cuanto ha vuelto como española, cada vez que se ha lanzado a la piscina ha batido el récord nacional. En 100 ya está cerca de su mejor marca, récord ruso, 1.00.83 minutos, en 1994. Va por 1.01.59. En 50, con 29.19 segundos, se ha acercado a los 29 pelados de la alemana Sandra Volker, que le quitó el récord mundial que también llegó a ostentar. En los próximos Europeos de Estambul será medalla segura.

Niurka, 1,75 metros, 53 kilos, conoció a su marido, hostelero, en el aeropuerto de La Habana y ahora vive y se entrena en Valencia. Y también sabe lo que son podios mundiales. Fue plata en longitud en Gotemburgo 95 (tras ser cuarta en Stuttgart 93 en triple, otra prueba que practica). El pasado sábado, con sus 6,69 metros, superó los 6,60 que tenía Sandra Myers desde 1988 como récord de España. Su mejor marca es 6,93 de 1998, pero pocos días antes de ser española ya saltó 6,84, que es el primer registro mundial de año, junto al de la estadounidense Adrien Sawyer. Incluso el mismo sábado día 8 hizo 6,81, pero con viento. Tiene los siete metros en sus piernas y en los Mundiales de Sevilla podrá volver a luchar por el podio frente a las reinas Marion Jones, Heike Drechsler o Fiona May.

Desde Di Stéfano y Kubala

España, como otros países, tiene una larga tradición de deportistas nacionalizados. El fútbol y el baloncesto, las modalidades más importantes, fueron las primeras que se aprovecharon de grandes figuras para conseguir triunfos en el campo internacional. Los casos de Alfredo di Stéfano y Ladislao Kubala, por ejemplo, fueron elocuentes. Real Madrid y Barcelona, respectivamente, han cimentado gran parte de su gloria alrededor de su genio. Pero también la selección española. Entonces ni siquiera existía la reglamentación de la FIFA que ahora impide a los jugadores defender dos países distintos. Kubala no habría podido ser internacional por España. En los últimos años, jugadores como Donato o Pizzi lo han sido porque no actuaron con Brasil o Argentina. Y ha habido o hay muchos más por el fútbol español desde la pionera invasión de los oriundos hasta la racha actual de nacionalizados (hispanoamericanos o no) para dejar plaza a los extranjeros después de la ley Bosman.Y si en fútbol la aportación de ciertos jugadores ha resultado importante, en baloncesto ha sido fundamental. En un país de bajitos, el estadounidense CliffordLuyk, primero, y el argentino Juan Domingo de la Cruz, después, aportaron ganchos y astucia bajo los aros. Y en un baloncesto de muñecas geniales, como las de Emiliano o Buscató, vino de perlas la precisión enorme de otro norteamericano, Wayne Brabender, gran rey de los dobles, y de un dominicano, Chicho Sibilio, primer emperador de los triples.

En el resto de deportes menos clásicos en España (en el ciclismo, por ejemplo, nunca ha habido extranjeros y a Laurent Jalabert, el único casi ya de casa, no se le ha pasado por la cabeza dejar de ser francés), el fruto extranjero ha sido mucho más reciente. Ha coincidido, prácticamente, con el despegue del deporte español desde los Juegos Olímpicos de Barcelona92.

En el balonmano, también ha influido la desintegración de la URSS. Así se incorporó el mejor jugador del mundo, Talant Dushebaev, en el Teka (y ahora en Alemania), y más tarde Andrei Chepkin al Barcelona. Y ha habido otros casos, como el del piragüista Oleg Shelestenko, afincado en Asturias, o en Madrid el ajedrecista Alexei Shírov y el medio apertura de rugby Andrei Kovalenko.

Razones casi tan políticas como económicas (las mismas que Niurka Montalvo), son las que han permitido subir el nivel de la esgrima femenina española con las marchas de Cuba de Taymí Chappé y de Iliana Duarte.

La primera, caótica, pero genial, llevó al equipo a un título mundial y la segunda, que adquirió la nacionalidad por matrimonio más lentamente, porque no parecía tan importante, está demostrando que aún lo es, con puestos continuos en la élite. La primera joya cubana españolizada, no hay que olvidarlo, fue José Legrá, el boxeador campeón del mundo de los pesos plumas en los años sesenta. Y recientemente, también Iván García ha colaborado a los éxitos del waterpolo español.

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