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El proyecto del metro se estrella con la campaña electoral

El Plan Director de Infraestructuras (PDI), que tiene que establecer el trazado de los transportes en Barcelona y el área metropolitana hasta el 2010, se ha estrellado contra la campaña electoral. La reunión del Consejo de Administración de la Autoridad del Transporte Metropolitano (ATM), el 25 de marzo, sirvió para comprobar que el proyecto del Gobierno catalán no tiene nada que ver con el del Ayuntamiento de Barcelona. Las partes se dieron un mes de plazo para buscar un acuerdo. Casi dos meses después, ni ha habido otra reunión ni hay fecha para hacerla. Las negociaciones del Gobierno catalán con los vecinos de Torre Baró para instalar allí un tranvía al margen de la ATM son un elemento más en el conflicto, pero no el más importante, aunque han provocado un enorme malestar en el gobierno municipal. Éste entiende que se trata de una desautorización en regla de la ATM, un organismo que integra a todas las administraciones relacionadas con el transporte y que encabeza el ex director general de la Vivienda Francesc Xavier Ventura. Las acusaciones cruzadas entre las dos administraciones subieron de tono ayer y Casas recordó al presidente Jordi Pujol que la Comunidad de Madrid invierte en transporte seis veces más que la catalana. A la polémica, abierta por el director general del Transporte, Enric Ticó, se han ido sumando los responsables municipales, la candidata de Iniciativa per Catalunya-Verds, Imma Mayol, y ayer, la del Partit per la Independència, Pilar Rahola, y el concejal del PP Emilio Álvarez. Ambos reclaman la paz institucional para lograr que llegue el metro hasta el final de Nou Barris, donde la Generalitat quiere llevar un tranvía. El alcalde de Barcelona, Joan Clos, recordó ayer otras discrepancias: el Ayuntamiento quiere metro en Nou Barris, Zona Franca y el aeropuerto. El Gobierno catalán rechaza las tres demandas. Ventura ya propuso en marzo aplazar las discusiones sobre el PDI hasta después de las elecciones. Xavier Casas, teniente de alcalde barcelonés, defendió que las elecciones no terminan en junio:habrá otras en otoño (autonómicas) y otras aún (las generales) el próximo año, por lo que no parecía oportuno aplazar las decisiones hasta el año 2000. No hubo aplazamiento, pero como si lo hubiera habido. Las posturas son tan distantes que, esta misma semana, Jordi Prat, director de la ATM, expresaba su pesimismo ante la posibilidad de que el PDI pudiera ser aprobado pronto. Prat utilizó una expresión optimista para ello, al afirmar que se estaba hablado de obras a 10 años vista y por ello desaconsejaba decisiones apresuradas. Prat aseguraba que basta con que el PDI esté listo en el primer semestre del año que viene. El problema ya no es de fechas: el pacto entre el Gobierno catalán y los vecinos de Nou Barris, entiende el Ayuntamiento, es un hecho consumado que hace inútiles los acuerdos posteriores y condiciona un PDI que se quería pactado.

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