Felipe cambia botas por batuta
Precipita su retirada para salvar al Tenerife desde el banquillo
Nació en Astorga hace 34 años, pero se siente y vive como un tinerfeño más. Aunque futbolísticamente se crió en el Sporting, sus diez años en las filas del Tenerife le han permitido vivir todas las caras de este deporte, la dulce y la amarga, la gloria y el infierno. A falta de seis jornadas para finalizar la temporada, Felipe Miñambres tuvo que colgar las botas la semana pasada sin mucho ruido pero con la necesaria determinación para asumir un nuevo y difícil reto. La precipitada dimisión de Carlos Aimar por discrepancias con la plantilla le ha llevado al banquillo blanquiazul como última salida a una situación desesperada. Felipe ha dejado de ser el capitán para convertirse en el segundo técnico, a las órdenes de Valentín Jorge Sánchez Robi, hasta ahora entrenador del filial. El objetivo es la permanencia, aunque sea mediante la siempre temida promoción. El rival a batir es el Extremadura: para ganarle el domingo en Almendralejo, el espíritu y la experiencia de Felipe tendrán que pesar en sus pupilos/compañeros.Desde hace algunos años, Felipe no ha escondido su deseo de quedarse en el Tenerife para desarrollar su labor como técnico, una vez colgadas las botas. El maragato tiene ahora su oportunidad, después de diez años defendiendo con honradez la camiseta blanquiazul. Llegó a la isla la primera temporada del Tenerife en Primera procedente del Sporting y rodeado de polémica -fue el primer futbolista español que utilizó el pago de la cláusula de rescisión para cambiar de aires-.
Felipe no tuvo fortuna hasta que Indio Solari y, sobre todo, Jorge Valdano le dieron identidad en el campo. Su colocación como hombre de enlace, su personalidad a la hora de afrontar situaciones difíciles y su identificación con la idea de fútbol ofensivo le convirtieron en pieza clave. El peso específico de Felipe dentro de la plantilla fue en aumento.
Rozó la gloria cuando el Tenerife llegó a semifinales de la Copa de la UEFA. Desde entonces, el Tenerife se desmoronó y no ha levantado cabeza desde entonces. Varios entrenadores han ido quedado por el camino en las últimas dos temporadas en un intento de recuperar el terreno perdido. El pasado año se salvó la categoría en el último minuto del último partido. Hoy la situación es más complicada. Y el club se agarra a la experiencia de Felipe para estimular al equipo y coger el tren de la permanencia en Almendralejo.
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