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Una mujer se enfrenta a 10 años por matar a su compañero de un navajazo

Marlyns y Manuel llevaban casi cinco años de una convivencia insostenible. Ella deseaba un hijo que él le negaba. La última noche, el contraste de pareceres comenzó en el dormitorio con los destrozos mutuos de la ropa del armario y terminó en el jardín con una cuchillada mortal en el abdomen. Dos años después, un jurado popular decidirá a partir de hoy si la mujer merece los 10 años de prisión que el fiscal solicita como castigo por la muerte de su compañero. Diversos colectivos feministas, que han convocado para esta mañana una concentración en la Audiencia Provincial de Málaga, defienden que el caso de esta profesora no es más que la consecuencia de unos malos tratos continuados por parte de su pareja y rechazan que la presunta homicida lleve ya dos años en la cárcel. Para el Ministerio Público, no hay dudas de lo acaecido aquella noche del 27 de mayo de 1997 en una vivienda de la localidad malagueña de Torremolinos, en la que culminó una relación que alcanzó "los límites de la indignación, odio y deseo", pero sin rebasar la conciencia de los hechos que sucedieron. Manuel R.P. llegó a su casa con el doble de alcohol que normalmente asimila un organismo. Allí le esperaba su compañera y ambos se aprestaron a enfrentarse verbal y físicamente, como era ya habitual en los últimos seis meses desde que reanudaron una relación que se prolongaba desde hacía cinco años. El motivo, el de siempre: Marlyns M.C. quería descendencia y esa posibilidad estaba descartada por Manuel, según recoge la Fiscalía en su relato. La disputa afectó en principio al armario común. Manuel se apropió del arma más favorable y con las tijeras hizo trizas las ropas de ella. Marlyns probó con un primer cuchillo, pero necesitó un segundo con una hoja de 23 centímetros para darle réplica a la vestimenta de su oponente. De los trajes al mobiliario y del dormitorio al salón. Manuel conectó toda clase de golpes contra ella y ésta consiguió zafarse de su presencia y estamparle un jarrón en la frente. Ya en el jardín, el hombre redujo a su contrincante de un puñetazo en el estómago y cuando pensaba que la pelea estaba terminada, se encontró con un navajazo mortal de necesidad que le abrió el abdomen. La mujer, "presa de un estado de excitación que le impedía el absoluto control de sus impulsos", había tomado el cuchillo antes descrito y, tras dos tentativas que la víctima esquivó con sus manos, acertó al tercer intento, según la versión recogida por la fiscalía. El herido tuvo que pedir auxilio a un amigo por teléfono porque su compañera le dejó tendido y fue a socorrerse de sus lesiones al cuarto de baño, siempre según esa versión del fiscal. Cuando la policía se presentó en el domicilio, ya no había remedio. El fiscal califica provisionalmente los hechos de homicidio y estima que la convivencia continuada de la pareja permite aplicar en este caso el agravante de parentesco. Eso sí, el fiscal aprecia como atenuante "el estado pasional" en el que transcurrió la discusión. Además de la pena de cárcel de 10 años, la acusación pública exige a la imputada que pague 25 millones de pesetas en concepto de indemnización a los herederos del fallecido.

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