Procesión de la Virgen del Rocío por Almonte después de siete años

La Virgen del Rocío paseó ayer sus galas de reina hasta el final de la tarde por las calles de Almonte. 300.000 romeros, entre vecinos y visitantes, se reunieron en esta localidad onubense para despedir a la Blanca Paloma que el domingo regresa a su santuario en la aldea de El Rocío, para la romería de 1999, tras permanecer nueve meses en Almonte. El almonteño Miguel Pichardo López fue herido al estallarle la bolsa de pólvora que llevaba para las salvas que se realizan durante la procesión.

La multitudinaria procesión, que sólo se repite cada siete años, estuvo rodeada de un fuerte dispositivo de seguridad a cargo de la Policía Local y la Guardia Civil. El Ayuntamiento almonteño habilitó unas 8.000 plazas en cuatro grandes aparcamientos situados en las afueras del municipio y las carreteras de acceso al pueblo registraron durante todo el día una gran afluencia de vehículos. Los servicios sanitarios atendieron, sobre todo, a personas aquejadas de torceduras, contusiones y lipotimias. El paso de la Virgen comenzó a las 11.00 de la mañana, desde la parroquia de La Asunción, transportada en las denominadas carruchas sobre ruedas hasta el frontal del templo donde fue levantada a hombros por los almonteños: "Hacía tiempo que la salida de la Virgen no se hacía tan bien, con tanta serenidad", aseguró emocionado Manuel, un anciano del pueblo apostado en uno de los laterales de la iglesia. El Ayuntamiento ha invertido unos 30 millones de pesetas en el adorno de la Plaza de Nuestra Señora del Rocío. El incidente en el que resultó herido Miguel Pichardo López, de 56 años, se produjo hacia las 16:45 en la calle Sevilla, a unos 100 metros de la parroquia de la Asunción, de donde la Virgen del Rocío había partido en procesión. Pichardo se encontraba entre una multitud esperando el paso de la Virgen del Rocío y al disparar el trabuco una de las chispas pudo incendiar la pólvora que llevaba como munición dentro de una bolsa.