La Audiencia censura la actuación del Ayuntamiento con el legado de Clarà
La Audiencia de Barcelona ha desestimado la petición de la sobrina del escultor Josep Clarà para que el Ayuntamiento de la ciudad le devolviese todas sus obras, aunque la sentencia censura duramente la actuación del consistorio por incumplir los compromisos que adquirió para difundir la obra y el legado del artista al convertirse en su heredero universal. La resolución confirma la que dictó en 1996 un juzgado de primera instancia y recuerda que el derecho civil catalán establece que "quien es heredero, lo es para siempre".
"Lamentablemente, si el testador no prevé sanción alguna para el heredero que incumple el modo impuesto, nada cabe hacer", afirma la sentencia de la Sección 16 de la Audiencia de Barcelona, que se dio a conocer ayer. Pese a que da la razón al consistorio, el tribunal recuerda que el Ayuntamiento cerró el Museo Clarà y que su obra se encuentra dispersa, que no constituyó la fundación benéfico-docente para difundir la obra del escultor a la que se comprometió, que no convocó los premios en memoria de Clarà, y que no ha publicado ninguna monografía sobre Clarà. Por ello, la Sala considera que "poca confianza puede generar al ciudadano en general la actuación de un Ayuntamiento que incumple los compromisos asumidos" y va incluso más allá al advertir de la "eficacia disuasoria que actuaciones como la enjuiciada pueden llegar a producir en los artistas que quizá en algún momento de su vida se hayan planteado dejar su obra artística a algún ente público". El tribunal recuerda que no le compete "someter a debate o control" la política cultural del Ayuntamiento de Barcelona, pero precisa que la aceptación de la herencia "le supone el nacimiento de unas obligaciones morales o naturales, ya que no jurídicas. Puesto que nadie puede exigirle su cumplimiento, es de esperar que las observe", dicen los jueces. El caso ahora sentenciado se inició en 1958, cuando falleció el escultor y quedó como heredera su hermana Carme. En 1964, ésta escribió al Ayuntamiento de Barcelona anunciando su voluntad de donarle la obra y la casa donde había vivido el artista, en el número 22-24 de la calle del Doctor Carulla, esquina con el número 27-29 de la calle de Calatrava, en el distrito de Sarrià-Sant Gervasi. Al fallecer Carme Clarà, en 1981, el Ayuntamiento asumió la herencia, y de todos los compromisos el único que se cumplió, según la Audiencia, fue la apertura de un museo en la casa cedida. Sin embargo, el museo se cerró en 1995 por el escaso número de visitantes que tenía. El Ayuntamiento argumentó que el cierre respondía a que el museo estaba fuera del recorrido museístico habitual de la ciudad. La decisión creó una gran polémica, que aumentó cuando se dispersó la obra del escultor. La mayoría de piezas fue a parar al Museo Comarcal de Olot, donde había nacido Clarà, pero otras piezas acabaron en el Museo Nacional de Arte de Cataluña. Para entonces, la sobrina del artista, Josette Clarà, ya había iniciado acciones legales contra el Ayuntamiento. "Aún se está a tiempo" Pese a la dura crítica a la actuación municipal, el tribunal precisa que, en contra de lo que sostiene la sobrina, "aún se está a tiempo de corregir dicho incumplimiento" y crear la fundación Josep y Carme Clarà "con los objetivos para los que la concibió la testadora". El concejal de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona, Joaquim de Nadal, declaró al conocer la sentencia que es una visión "más aparente que real" creer que el consistorio no cumple con la voluntad del escultor, mientras que el grupo municipal de Convergència i Unió exigió al Ayuntamiento la reapertura del Museo Clarà. El último uso previsto para ese equipamiento es una biblioteca.
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