ALICIA ALONSO DIRECTORA DEL BALLET NACIONAL DE CUBA "Los bailarines me enseñan a vivir"
Alicia Alonso, directora y fundadora del Ballet Nacional de Cuba, presenta hoy y mañana en el Teatro Arriaga de Bilbao Giselle, uno de los grandes títulos del repertorio clásico de la danza sobre el que Alonso hizo una versión estrenada por la Ópera de París en 1974. Tras toda una vida dedicada a su profesión como bailarina, coreógrafa y directora, Alicia Alonso continúa preparando proyectos ya que asegura necesitar "seguir comunicando" todo lo que ha experimentado y sigue experimentando, "porque la maquinaria del pensamiento no para". Pregunta. Hace diez años que el Ballet Nacional de Cuba no visitaba Bilbao. ¿Qué balance hace de este período? Respuesta. En estos últimos años lo más importante ha sido el desarrollo de los nuevos artistas de la compañía y el éxito que han tenido nuestras producciones de los grandes clásicos. También ha sido muy importante el desarrollo de los Festivales Internacionales de Danza que se celebran cada dos años en La Havana. Son festivales consolidados a nivel internacional, ya que en ellos se da una representatividad de todos los paises del mundo. P. ¿A qué es debido el éxito de sus montajes sobre los grandes ballets clásicos? R. Cuando hablamos de los grandes clásicos, y dentro de los cánones de la técnica del ballet , todas las grandes compañías tienen un estilo que no sólo se aprecia en los decorados o vestuarios, sino que marca una determinada forma de bailar unos mismos pasos. El Ballet Nacional de Cuba, con cincuenta años de vida, ha desarrollado en esto su personalidad más profunda. Esto se evidencia en cómo están montadas las versiones: en la de Giselle que presentamos en Bilbao, se marca más el estilo romántico que en producciones de otras compañías, se incide más en la forma de decir la historia, en cómo se mueven el cuerpo de baile y las primeras figuras y que no es simplemente bailando, sino narrando. P. ¿Es fundamental el apoyo del Estado en el desarrollo del Ballet Nacional de Cuba? R. Por supuesto. Toda gran compañía necesita ayuda, ya sea del Estado o de otras instituciones, para poder desarrollar el arte completo. Muchas veces la propia compañía puede recuperar la inversión, pero en un principio o en determinados momentos, es fundamental esa ayuda. Nosotros tenemos la suerte de contar con el apoyo del Estado, que nos pone los medios para poder desarrollar los talentos y centrarnos exclusivamente en el arte. P. ¿Cómo debe ser la formación de un bailarín? R. La técnica del ballet es importantísima para cualquier bailarín ya que a partir de ahí se puede desarrollar cualquier estilo y, sobre todo, le da la base para poder desarrollar sus movimientos con libertad. Pero se están dando casos en que, cuando se tiene mucha técnica, no se quiere hacer sino eso; el bailarín se emborracha con la técnica y no sabe que está desperdiciando la posibilidad de expresar no sólo el movimiento, sino la estética del arte. Algo que en este aspecto ha hecho mucho daño a los bailarines son los concursos internacionales donde se les demanda cada vez más espectacularidad en detrimento del arte. Esto es una terrible equivocación que quizá todavía no se sienta, pero si seguimos así, vamos a tener que saldar una cuenta muy grande con la historia. Para evitar esto creo que es fundamental la formación humana. A medida que uno tiene más cultura, conocimientos de la vida en sí, uno tiene más riqueza de expresión, más vocabulario en su danza. Un bailarín necesita otras fuentes para expresarse bien, para poder interpretar. P. ¿Mantiene con sus bailarines una relación directa?. R. Desde luego, aunque quisiera que fuese aún mayor, pasaría todo el día con ellos. He aprendido mucho, pero el mundo está en constante movimiento y, por tanto se está constantemente aprendiendo de la vida. Si esto se pasa por el tamiz de todo lo que uno sabe, surge el producto para poder entregárselo a los bailarines, la experiencia que se asimila y se va enriqueciendo. Y a su vez los bailarines me enseñan a vivir. P. En los últimos tiempos ha recibido importantes premios, muchos de ellos en España. ¿Está satisfecha de su relación con este país? R. Desde luego mi relación con España es muy grande. Llevo muchos años viniendo y creo que mi personalidad como primera bailarina que fui ha contribuido a despertar un poco la danza en España, no porque no hubiese gente, sino porque como disciplina estaba un poco separada y olvidada. Pero actualmente España está dando no sólo muy buenos bailarines, sino que se está conociendo mucho en el mundo entero a todos los niveles.
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