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Ríos, en la mitad del túnel

El central más deseado ha perdido en Bilbao el pedigrí del Betis

A Luis Fernández le sobresaltó no sólo el éxito (Copa de la UEFA) sino el registro de goles en contra y pidió defensas. El Athletic reclamó a dos excedentes de cupo en sus equipos (Alkorta y Ferreira) y vació el cajón por Roberto Ríos, el central de moda en el fútbol español. Fue un acontecimiento. El Athletic abonaba 2.000 millones de pesetas al Betis por un central fajador con aspecto de stopper británico. El club que abastecía de centrales al campeonato español le reclamaba al club de las esencias un elemento rompedor. Un par de operaciones bancarias y Ríos llegó a Bilbao con algunas etiquetas muy pesadas: el fichaje nacional más caro del fútbol español y los informes favorables de dos clubes emblemáticos que le persiguieron: Manchester y Real Madrid.Ríos encajó el primer golpe con la humildad que acostumbra. Javier Clemente, su principal valedor, le descartó de la lista para el Mundial de Francia. En Bilbao había padecido algunas vicisitudes que aminoraron su crédito futbolístico. No era el mismo. Ahora, un año después, es una sombra que busca desesperadamente la luz.

Lesionado, sancionado o descartado, ha vivido un calvario en Bilbao y, por consiguiente, ha devaluado su valor en el muestrario del fútbol español. A su favor jugaba, en el Betis, la contundencia y el cruce para desarmar lo que se generaba de frente y en sus costados. Con el balón, encontraba siempre un aliado cercano (Vidakovic, Alexis) para ahorrarse decisiones arriesgadas. En Bilbao se le ha caído la estrella. Desarmado por el esquema y la desubicación, se desnuda en acciones que no le corresponden (delanteros zascandiles, medios punta falsos) enseñando las carencias y ocultando las virtudes. Como a todos los centrales voluptuosos, le rechinan los errores con una dentera especial. En toda acción estelar, intervienen dos personajes: Ríos e Ibagaza, que le tiró un caño que le dejó en cueros; Ríos y Mena, el domingo, que le construyó otro (bien es cierto que sin querer y a trompicones). Curiosamente ninguno de sus dos oponentes eran delanteros, una especie que se le da bien a Roberto Ríos, pero cada vez más escasa. Hace un año, Luis Fernández elogiaba "la pierna larga de Roberto", la que acorta el recorrido del delantero. Hoy Roberto Ríos ha perdido casi todos los trenes. El central de los 2.000 millones parte de cero.

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