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Entrevista:JUAN MANUEL IBARRACLAVICEMBALISTA

"En la enseñanza de la música antigua está casi todo por hacer"

Tiene las manos rudas, con dedos más fuertes de lo que exigen las suaves teclas del clavicémbalo. "Son manos de leñador", dice su propietario. Pero esas manos han permitido a Juan Manuel Ibarra emprender una carrera profesional de clavicembalista que ya empieza a dar frutos: en junio recibirá en París el Premio de Interpretación Musical del Colegio de España de París y acaba de publicar su primer disco de música barroca con el trío Passamezzo Antico. Ibarra (Bilbao, 1968), hijo de una profesora de piano, empezó a estudiar violín, pero pronto abandonó este instrumento para volcarse en la viola y el piano. No pasó mucho tiempo hasta que se interesó por el clavicémbalo "Tenía claro desde muy joven que me atraía un instrumento que sonaba diferente al piano, más antiguo", recuerda. El encuentro con su profesor José Rada le llevó al conservatorio de Vitoria a estudiar clave. Ibarra completó su formación en Gran Bretaña y Francia, y pronto empezó a colaborar con la Orquesta Barroca de la Universidad de Salamanca. Estudios sacrificados El carácter minoritario de la música antigua en España no logró amilanar a este clavicembalista, que también ejerce como profesor en el Conservatorio de Erandio. "El simple hecho de dedicarse a la música es una actitud dificil ante la vida. Son unos estudios largos, muy sacrificados. No es fácil ganarse la vida como músico y, menos aún, con un instrumento como el clavicémbalo, aunque cada vez suena menos raro", lamenta Juan Manuel Ibarra. En la música antigua el acceso a la formación complica la difusión. "Los instrumentos no están reconocidos en los conservatorios", comenta Ibarra. En Vitoria, se puede estudiar clave y viola de gamba; en San Sebastián, sólo clave. En Bilbao es todavía peor: no existe oferta para este tipo de música. Ibarra empieza a enumerar una larga lista: "ni laúd, ni flauta travesera barroca, ni violín barroco, nada", asegura. "En la mayoría de los conservatorios europeos hay talleres de música antigua, pero aquí nos falta mucho", explica. "Se programa tanto como en Europa, en la misma proporción de la música romántica. La gran diferencia está en la formación.En la enseñanza de la música antigua está casi todo por hacer. Nuestros conservatorios siguen siendo claramente decimonónicos, y eclipsa toda la música anterior". Considera ridículo jerarquizar las distintas etapas de la música. "Si lees una Historia de la música seria ves que todo lo que ocurre desde 1500 a 1750, es bárbaro", añade. "Mozart y Beethoven, conocían a Bach y le tenían considerado como el más grande de los grandes por su forma de escribir música". Ibarra reparte su tiempo entre las clases en el conservatorio, tres tardes a la semana y la preparación de los conciertos con el trío Passamezzo Antico.El grupo mantiene una actividad constante que le lleva por distintas ciudades españolas, y ya le ha permitido participar en los grandes festivales veraniegos, como la Quincena Musical de San Sebastián. Ibarra reclama para los grupos de música barroca una estabilidad en los escenarios "Hay actuaciones pero falta un circuito continuado donde se pueda rentabilizar un programa". El clavicémbalo se ha impuesto este año en el Premio del Colegio de España en París, gracias a la interpretación de Ibarra, que el jurado pudo conocer a través del disco grabado por Passamezzo Antico. El concurso -que ganó años atrás el bilbaíno Joseba Torre- está abierto a todo tipo de instrumentos, compositores y directores de orquesta. El 10 de junio Ibarra acudirá a París a recibir el galardón y tendrá ocasión de ofrecer un concierto. "No hay muchas pruebas para instrumentos antiguos, estamos un poco aislados", lamenta el clavicembalista. Passamezzo Antico ha editado su primera grabación con la compañía mallorquina Ona digital. Fue grabado en julio del pasado año en la ermita de Lamindano, en Dima (Vizcaya)."Es una ermita muy bonita, con una acústica adecuada y, sobre todo, es un sitio muy tranquilo", dice Ibarra. La mejor virtud del pequeño templo es su situación, aislado en la cumbre de un monte al que no llegan los ruidos del exterior, lejos de carreteras o núcleos urbanos. Museo Diocesano El disco fue editado por iniciativa del Museo Diocesano de Bilbao, que tras restaurar un clavecín original encontrado en el convento de las Domenicas de Lekeitio, quería complementar su exhibición con una grabación que mostrara cómo suena su música. "Es el único clavecín fechado, entre los pocos que se conservan en España", subraya Juan Manuel Ibarra. "Suena muy bien y además tiene mayor interés histórico porque sabemos que fue construido en 1743 por el artesano Salvador Bofill". Las características del clave ha recomendado grabar música del siglo XVII. La discográfica garantiza la distribución de parte de la edición por España; el resto de los discos quedarán en poder del Museo Diocesano.

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