Un político destinado a la cartera de Fomento
Jesús Posada tomó conciencia de que algún día sería ministro en una campaña autonómica de 1991, cuando públicamente se lo prometió José María Aznar, pero jamás se imaginó que la cartera sería la de Agricultura. Ayer mismo confesaba en privado en el Congreso de los Diputados, antes de que La Moncloa anunciase su nombramiento, que no tenía ninguna posibilidad de sustituir a Loyola de Palacio porque desconocía todo sobre agricultura. Su destino y su currículo estaba predeterminado para ser titular de Fomento, ámbito en el que ha desarrollado gran parte de su carrera política.
Fue gobernador civil de Huelva entre 1979 y 1981, en los tiempos de la CDS, luego director general de Transportes Terrestres y, ya en Castilla y León, ejerció desde 1987 a 1989 precisamente como consejero de Fomento, en el primer Gobierno autonómico de José María Aznar.
Entonces, poco antes de que Aznar concluyera su mandato, fue el peón sacrificado de un pacto de gobierno con el CDS para que Aznar, antes de marcharse con lágrimas en los ojos de Valladolid, pudiera continuar su escalada a la capital de España y de paso anular por completo a los centristas, que en las siguientes elecciones no levantaron cabeza. Aznar cedió a los centristas en aquel pacto las consejerías de Fomento y Medio Ambiente, y dejó a Posada sin cartera. Pero el sacrificio tuvo rápida recompensa. Posada acabaría sustituyendo meses más tarde a Aznar al frente de la Junta de Castilla y León entre 1989 y 1991.
El destino, eso sí, le acababa de jugar en enero otra mala pasada, ya que el actual presidente del Gobierno central decidió entonces que el mejor candidato del PP para la presidencia de la Junta no era él sino Juan José Lucas, actual primer mandatario autonómico.
Mitin en Valladolid
Aun así, Posada asumió que llegaría a ministro cuando en un mitin en Valladolid, durante la campaña autonómica en aquel mismo año de 1991, Aznar, ya entonces presidente del PP, le prometió en público, ante miles de personas, que sería titular de una cartera cuando él fuese presidente del Gobierno de España. Lo que entonces sonó a bravuconada, porque Aznar acababa de acceder al liderazgo del PP nacional en una tumultuosa sustitución de Antonio Hernández Mancha dictada por Manuel Fraga, hoy se hará realidad. Aunque la cartera ministerial no sea, ni mucho menos, la esperada. Jesús María Posada Moreno, un bon vivant a juicio de sus amigos y personas cercanas, pasó por la Presidencia de Castilla y León (89-91) como un hombre eficaz y dialogante que asentó el pacto de gobierno, colaboró con los sindicatos y se rodeó de más simpatías de las que Aznar pudo tener en su etapa de presidente. Quizá por eso, en opinión expresada por algunos hombres cercanos a Posada, no fue nominado a la Presidencia de la Junta de Castilla y León en unos comicios que ganó por goleada su paisano Juan José Lucas.
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