La Audiencia abre juicio contra cinco acusados en el caso de pederastia del Raval
La Audiencia de Barcelona ha concluido la instrucción del sumario por el caso de los pederastas del Raval de Barcelona, ocurrido en el verano de 1997, y ha ordenado la apertura de juicio oral contra cinco procesados. Ahora se abre un periodo en el que las partes -fiscal, acusaciones particulares y defensa- presentarán sus escritos. Es posible que el juicio se inicie después del verano. Las acusaciones de la fiscalía, la Generalitat y las particulares se dirigirán contra Xavier Tamarit Tamarit, como supuesto autor de seis delitos continuados de abusos sexuales, nueve delitos de abusos sexuales y uno de exhibicionismo; contra Jaume Lli Docasar, procesado por alquilar un niño con fines sexuales durante los fines de semana, y contra los padres de este menor, Antonio Duran Cardador y Nuria Martín Castillo. La última procesada es Josefa Guijarro, que presuntamente alquilaba el local donde se llevaban a cabo los presuntos abusos contra menores, incluidos sus propios hijos. Guijarro está acusada de favorecer la prostitución. El auto de la Sección Décima de la Audiencia dicta el sobreseimiento libre de las actuaciones judiciales contra el socialista Francesc Salvador, ex consejero de Ciutat Vella, y Klaas Breeman. Según el tribunal, hay "una absoluta ausencia de indicios racionales de criminalidad" en las actuaciones de estas dos personas. Por el contrario, el auto decreta el sobreseimiento provisional para los otros cuatro exculpados: el matrimonio formado por Carlos Bars y Madrona Ginesta, procesados por prostituir a su hijo; Enric Mena, ex dirigente vecinal del barrio, y la asistenta social Marta Jaén, procesada por un delito de abuso sexual. La Audiencia argumenta que "no debe olvidarse" que los cuatro fueron procesados "dada la existencia de suficientes indicios racionales de criminalidad". Pero el tribunal recuerda que estos indicios "no son suficientemente inculpatorios" para justificar que sean juzgados. El caso de los pederastas del Raval estalló a finales de julio de 1997 y fue presentado por la Jefatura Superior de Policía como la desarticulación de una potente trama de pederastia que había abusado de centenares de menores del citado barrio, una zona degradada de Barcelona. Se dijo que los cabecillas tenían importantes conexiones internacionales y se dedicaban, además, al lucrativo tráfico de pornografía infantil. A medida que pasaba el tiempo, lo que en un principio fue calificado de poderosa red acabó con sólo cinco procesados.
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