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El pianista Wim Mertens considera que "la evolución nunca tiene final"

El pianista y compositor minimalista Wim Mertens (Bélgica, 1953), que abandera la vaguardia de las Nuevas Músicas, enfrentará mañana las composiciones de Interger valor, su último trabajo, a la opinión del público que asista a su concierto en el Teatro Victoria Eugenia de San Sebastián. Mertens, contrario a la obsesiva búsqueda de lo novedoso, aboga por la investigación que le ha llevado hacia una mayor complejidad orquestal. "Siento", dijo ayer, "que la evolución nunca tiene final".

Wim Mertens ha escrito sus últimas composiciones para 25 instrumentos, pero en sus directos las interpreta al abrigo de cuatro músicos: el saxo soprano y clarinetista Dirk Descheemaeker, el trompeta Bart van Der Strieckt, el trombón Geert Devos y el saxo alto Mark Verdonck. Pero el músico asegura que en sus piezas "la instrumentación es secundaria dentro del mensaje musical". Todos se emplean a fondo para cuestionar el concepto Interger valor, al que Mertens se opone y paradójicamente le ha servido de título para su último disco. Este término musical del siglo XVI se anotaba en las partituras e indicaba que los músicos debían respetar la duración de las notas tal y como las había planteado el compositor. "Pienso que es una forma arrogante de entender la música: el compositor puede ampararse en la partitura y restar el valor de la expresión, la interpretación musical", dice. Mertens siempre ha creído en el proceso de retroalimentación entre artista y audiencia, que choca con esa idea. "El público me inspira mucho a la hora de componer", afirma. Por eso, desde los 80 se ha decantado por enfrontar su experiencia en los directos. No habla de pura improvisación, pero insiste en la necesidad de acomodar la música a cada momento y lograr así una interpretación libre de la partitura. El músico belga ha evolucionado siempre dentro de unos mismos parámetros que le han consolidado en el panorama internacional. Permanece fiel a su esencia y se niega a buscar el hito en la novedad. "Nunca he intentado buscar lo nuevo; lo que me interesa es la investigación en todos los terrenos posibles. Siento que la evolución nunca tiene final". Mertens, graduado en Musicología y en Ciencias Políticas y Sociales, decidió en 1980 dedicar su vida a la composición musical. Tenía entonces una formación autodidacta, sólida, a tenor de su posterior trayectoria, que le ha llevado a compartir escenarios con prestigiosos instrumentistas y a crear bandas sonoras para el cine y composiciones para el teatro. Con su último trabajo Interger valor, el tercer álbum de una serie que comenzó con Shot and echo y Jardin Clos, se percibe una evolución pausada hasta completar la instrumentación de la orquesta. El músico belga cree que el público que le sigue, de una generación distinta a la suya, "tiene una sensibilidad abierta". No se atribuye el éxito de haberlo atraído hacia sí. "Es la propia música la que por sus mecanismos de selección capta a un espectro de la audiencia". Mertens se ha convertido en uno de los referentes más populares de lo que se ha dado en llamar las Nuevas Músicas. De hecho su presencia de mañana en San Sebastián se enmarca dentro de la X edición del Festival Internacional de Nuevas Músicas que organiza la Diputación de Guipúzcoa.

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