Los delitos de sangre, los más castigados
Un estudio sobre los juicios con jurado celebrados en la Audiencia de Madrid desde que se pusieron en marcha, en 1996, demuestra que, en los delitos de sangre, el jurado castiga a los acusados con más vehemencia aún que jueces profesionales. En las vistas ya celebradas, el jurado ha condenado en un 89% de los casos. Sólo se han producido cuatro absoluciones. El estudio revela que la edad media de los miembros del jurado es de 38 años, y que un 40% de ellos posee estudios elementales; un 32%, medios, y un 28%, superiores. De los casi 700 madrileños convocados en la Audiencia para formar un jurado hay mayoría de mujeres (56%). Aunque los juicios de este tipo se celebran en la Audiencia de Madrid (calle de Santiago de Compostela, cerca de La Vaguada), los seleccionados proceden de toda la provincia. Hasta ahora, el 62% de los jurados vivía en la capital, y el 38% restante, en los pueblos de la región. Los gastos de transporte hasta llegar a Madrid los paga Justicia.
Cada juicio con jurado suele costar al erario público alrededor de 1,3 millones de pesetas, señala el secretario de gobierno de la Audiencia de Madrid, Francisco Javier de Frutos. "En ese dinero se incluyen la retribución y dietas del jurado y los sueldos del magistrado presidente, del fiscal y del secretario del juicio", matiza De Frutos.
En la capital madrileña se han celebrado ya 62 vistas, frente a las 42 desarrolladas en Barcelona. Lo normal es que cada vista dure entre cuatro y cinco días.
No obstante, en Madrid se han celebrado algunos juicios que se han prolongado durante dos semanas y en las que el jurado ha empleado hasta dos días en sus deliberaciones.
El secretario de gobierno de la Audiencia de Madrid es partidario de que se exonere al jurado de intervenir en algunos de los delitos previstos al efecto por la ley.
De los actuales delitos que llegan a manos del jurado, De Frutos mantendría los homicidios, las malversaciones de caudales, cohechos e incendios forestales, entre otros, pero suprimiría las omisiones del deber de socorro, las amenazas y los allanamientos de moradas.
Muchos jueces de la Audiencia coinciden con De Frutos en la necesidad de librar al jurado del conocimiento de esos tres delitos.
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