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Torre Baró pide al Ayuntamiento negociar el futuro urbanístico del barrio

Los vecinos de Torre Baró están dispuestos a negociar con el Ayuntamiento de Barcelona el futuro urbanístico en un barrio que ha visto cómo en los últimos años su población caía en picado de los 6.000 habitantes de hace unos años a los 2.000 de la actualidad. Así lo acordaron el pasado domingo los habitantes de esta zona periférica de Barcelona en una de las asambleas más movidas de los últimos años en la que se habló del nuevo proyecto municipal que prevé edificar 700 viviendas en la parte baja del barrio, así como recuperar 30 hectáreas en la ladera de la montaña. Los temores vecinales se deben a que la dirección del distrito de Nou Barris anunció que dicho plan está previsto que sea aprobado por el pleno municipal de mañana. Ello quiere decir que los residentes en el barrio no tendrán tiempo material para plantear e introducir modificaciones. La elevada pérdida de población es una de las muchas consecuencias que ha tenido que pagar Torre Baró por una espera de 14 años, el tiempo transcurrido desde que en 1985 fue aprobado el Plan Especial de Reforma Interior (PERI) del barrio hasta que el año pasado se puso en marcha. Ladera de la montaña La Asociación de Vecinos de Torre Baró no rechaza de plano la reforma urbanística prevista por el municipio. De esta reforma, los habitantes del barrio salvan la mejora en las comunicaciones con los barrios limítrofes, así como los deseos de que el barrio crezca y recupere los habitantes perdidos. La preocupación entre los vecinos se centra en la ladera de la montaña de Collserola, donde en la actualidad se encuentra el principal núcleo residencial de Torre Baró. La decisión municipal de levantar los 700 nuevos pisos del futuro barrio en el llano y de salvar únicamente las casas que estén en buen estado ubicadas en la ladera de la montaña con el objeto de ganar 30 hectáreas para destinarlas a parque forestal no gusta nada a los residentes. Los vecinos desconfían de esta medida porque piensan que, con su aplicación, el valor de las fincas de la zona montañosa caerá en picado. Otro de los temores de los residentes de Torre Baró apunta a la ejecución del PERI, que tanto costó arrancar y del que no están dispuestos a aceptar nuevas dilaciones. El principal escollo a negociar entre el Ayuntamiento y los vecinos es la forma en que el Consistorio garantizará a los residentes la continuidad de los trabajos actualmente en curso previstos en el PERI durante el tiempo que se prolongue la tramitación urbanística, que puede demorarse dos años. Los vecinos quieren evitar a toda costa que vuelva a repetirse un nuevo y largo periodo de tiempo de espera como cuando durante años se congeló la concesión de licencias de obras. Ello, argumentan los vecinos, redundó en un deterioro de las viviendas afectadas por la reforma urbanística, cuyos propietarios se vieron impedidos legalmente para arreglarlas. La asamblea de vecinos, a la que asistieron cerca de 300 personas, acordó acudir a la sesión plenaria de mañana miércoles para protestar por la situación por la que atraviesa el barrio.

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