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La Diputación de Málaga reclama un marco de competencias más definido y financiación

El pleno extraordinario para conmemorar el XX aniversario de la democratización de la Diputación Provincial de Málaga puso de manifiesto la insatisfacción de todos los grupos políticos con el actual modelo de competencias y de financiación de estas instituciones supramunicipales. La celebración no se confundió esta vez con el conformismo, hubo elogios a los logros realizados, pero también se reivindicó un papel mucho más definido. El pleno fue copresidido por dos de los cuatro ex presidentes de la institución en este período, los socialistas Enrique Linde y José María Ruiz Povedano.

En estos 20 años, las diputaciones han cedido buena parte de sus anteriores competencias a las comunidades autónomas, y han recibido otras nuevas, centrando su papel primordialmente en el apoyo al desarrollo económico y social de los pueblos con menos recursos y las comarcas menos pobladas. Según palabras del actual presidente, Luis Vázquez Alfarache (PP), estos cambios han resultado "muy dolorosos". "Las transferencias de competencias no han ido acompañadas de los obligados, razonados y necesarios estudios económicos, ni realizadas formalmente ni con el imprescindible traspaso de recursos económicos", explicó. Desajustes Vázquez Alfarache recordó que el estado de las autonomías ha motivado "ciertos desgastes y rozamientos" cuya corrección requiere un mayor diálogo entre las fuerzas políticas. La propia corporación que preside Vázquez Alfarache ha tenido varios enfrentamientos con la Junta de Andalucía a propósito de la responsabilidad de la prestación de determinados servicios sociales y, sobre todo, por las condiciones de la cesión del Hospital Civil al Servicio Andaluz de Salud. Desde su llegada a la presidencia en julio de 1995, el equipo de Vázquez Alfarache reclama a la Junta una compensación de 9.000 millones de pesetas en un contencioso que inició su antecesor, el socialista José María Ruiz Povedano, que impugnó en los tribunales el convenio firmado entre ambas instituciones. En las intervenciones de todos los oradores quedó patente la escasa solvencia económica de las diputaciones y su poco claro marco competencial. "Necesitamos un pacto local sensible con la Administración local", concluyó Vázquez Alfarache. También se refirió a ello el primer presidente democrático, Enrique Linde, quien destacó que a pesar de esta "indefinición" las diputaciones provinciales "han sabido hacerse útiles, siendo la segunda instancia que de forma inopinada aparece para ayudar a resolver problemas". Linde evocó su etapa de presidente, en la que, dijo, "nos tocó el privilegio del estreno, de ser los primeros", y aunque limitó a esa circunstancia "todo nuestro mérito", sí pidió a los actuales y futuros diputados que recuperen de aquella época "el entendimiento, la tolerancia y el consenso" como "las formas habituales para abordar los problemas y sus soluciones". Más autocrítico fue el portavoz de Izquierda Unida, José Ortigosa, quien lamentó que las diputaciones están caracterizadas por "ciertas dosis de anacronismo y vacuidad" y censuró veladamente a PP y PSOE por utilizaras como "signos" o como armas arrojadizas en su batalla política contra otras instituciones. Ortigosa incluso dudó de los logros conseguidos: "La delicada situación financiera ha impedido atender con diligencia las necesidades de la provincia". El portavoz socialista, Juan Carlos Lomeña, incidió en el papel en favor de los municipios pequeños de interior y en el reequilibrio de la provincia. De este tono general sólo se apartó el portavoz del Grupo Independiente Liberal (GIL), Julián Muñoz, quien consideró que el principal avance de estos 20 años es "haber superado la dependencia de los grandes fundamentos de partido". Muñoz proclamó el nacimiento de una nueva etapa en la que aumentará "la gestión de grupos independientes pegados a las calles de su pueblo" y en la que habrá "un doble voto", uno en las municipales para este tipo de partidos y otro en las generales. Pese al anuncio, Muñoz aún recibió algunos aplausos -en su mayoría en los escaños del PP-. Al pleno no asistieron dos de los cuatro ex presidentes socialistas: Luis Pagán y Antonio Maldonado. La imagen de todos ellos se conserva desde ayer en una galería de expresidentes con retratos firmados por conocidos pintores malagueños.

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