El PSOE acusa a Aznar de devaluar la democracia con sus ausencias en el Congreso
Los socialistas consideran que los ciudadanos van acumulando ya razones suficientes como para poner los medios que lleven al PSOE al triunfo electoral. Las razones tienen que ver no tanto, al parecer, por sus méritos, sino por el demérito del Gobierno del PP. José Borrell, candidato a la presidencia del Gobierno, acusó ayer al jefe del Ejecutivo, José María Aznar, de "hacer más frágil la democracia por su falta de apego a las instituciones más representativas".
El secretario general del PSOE, Joaquín Almunia, remachó la misma tesis: "Aznar desaparece cada vez que el Parlamento está reunido. Todos sentimos vergüenza". Éstas fueron parte de las aseveraciones de Borrell y Almunia ayer en un acto en Madrid en el que se dieron cita los candidatos a alcaldes de esta comunidad, así como los cabezas de lista para el Ayuntamiento de la capital y para la Comunidad, Fernando Morán y Cristina Almeida, respectivamente. Los militantes y simpatizantes del PSOE madrileño se reunieron en un cine para darse ánimo y señalar el pistoletazo de salida de su campaña para las elecciones del 13 de junio. El acto lo cerraron Almunia y Borrell. El candidato a la Presidencia del Gobierno habló escasamente seis minutos.
"Hay que recuperar Madrid; tenéis la responsabilidad de conseguir el éxito en esta comunidad para ganar España", dijo Borrell para criticar a continuación y de corrido al Gobierno de la derecha. El reproche más rotundo se refería al escaso apego que, en su criterio, el PP tiene por las instituciones democráticas. "En sólo tres años, este Gobierno ha hecho que la democracia sea más frágil, y es más frágil por la escasa relevancia que concede a las instituciones representativas", dijo Borrell.
Todavía este candidato tiene clavada la espina de lo que ocurrió el pasado miércoles en el Congreso de los Diputados. Cuando la Cámara debatía, a iniciativa de los ministros de Defensa y Exteriores, Eduardo Serra y Abel Matutes, respectivamente, la guerra de los Balcanes, Aznar permanecía a 15 metros del Salón de Plenos en su despacho. Concluido el acto, Aznar se dirigió hacia su escaño.
La antorcha de esta crítica la había encendido poco antes Joaquín Almunia. "Aznar desaparece cada vez que el Parlamento está reunido, y tanto Pepe Borrell como yo hemos sentido vergüenza al comprobar que Aznar estaba encerrado en un despacho quizá hablando con un asesor legal sobre el caso Zamora, o mejor dicho, sobre el caso Aznar", dijo Almunia, que viene adoptando el papel de duro y leñero en los actos en los que participa con Borrell.
Pero ni Almunia ni Borrell se salieron ayer del guión destinado, a la vista de lo que aconteció, a poner simplemente la guinda a las intervenciones de los candidatos madrileños. Hasta la saciedad se repitió el que tienen que ganar Madrid para ganar España.
Antes Almunia quiso lanzar un mensaje como secretario general a todo su partido para que quedara claro que la Ejecutiva Federal apoya a Borrell. "Os pido el apoyo y la solidaridad para José Borrell, que está siendo objeto de una cacería despiadada", dijo el secretario general socialista, que consiguió el aplauso cerrado de los asistentes.
Fernando Morán hizo las delicias de los asistentes con un discurso atípico en el que mezcló la política, la filosofía, la historia y todo ello rodeado de un envoltorio humanista reivindicando la ciudad de Madrid para los ciudadanos.
Cristina Almeida animó "a la gran marcha de ciudadanos para ganar Madrid" y sacó a relucir los aparentes elogios que le brinda su oponente Alberto Ruiz-Gallardón, que no son sino una manera de descalificarla como posible gobernante. "Dicen que soy simpática, y que está bien, pero que para gobernar eso no sirve: ¿Es que para gobernar hace falta tener un estilo opusdeísta?".
Otros intervinientes, desde el secretario general de Nueva Izquierda, Diego López Garrido, al secretario general de la FSM, Jaime Lissavetzky, hicieron alusión a la necesidad de la unión de todos los progresistas y no olvidaron criticar al ministro de Fomento, Rafael Arias-Salgado, por la situación del tráfico aéreo.
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