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CAOS EN EL TRÁFICO AÉREO

La insólita "pirueta" del adelanto de un vuelo retrasado

Nueve bailarines quedan abandonados en Sevilla por el comandante de su avión

Por hache o por be, el caso es que el desbarajuste aeroportuario no respeta ni el arte. Un simple cafelito y el inaudito adelanto de un vuelo retrasado decidió que el pasado jueves la compañía de baile de Cristina Hoyos se desplazase a Madrid desde Sevilla en una complicada coreografía: la mitad volando y el resto, sobre las vías del AVE. La pirueta comenzó cuando los integrantes de este destacado grupo de danza decidieron tomar un vuelo desde Sevilla a Madrid previsto a las 14.25 horas. Avisados del colapso del aeropuerto madrileño, querían llegar a la capital con suficiente antelación porque a las 00.30 partían para Santiago de Chile desde Barajas. Pero sus precauciones casi fueron en vano.

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El vuelo que debía trasladarles desde Sevilla a Madrid (IBE-0117), que procedía de Canarias, llegó a la ciudad hispalense con casi cuatro horas de retraso así que hasta las seis de la tarde, los pasajeros no pudieron embarcar en este aparato. Pero una vez dentro de la aeronave, ésta no terminaba de despegar. El piloto comunicó al pasaje que hasta las 19.30 no podrían emprender el vuelo ya que el nuevo permiso para despegar no autorizaba la salida hasta esa hora.

El comandante, según la versión ofrecida por uno de los integrantes del ballet, recomendó entonces a los pasajeros que "estiraran las piernas", todo un detalle hacia los sufridos bailarines, y que los que quisieran se tomaran un cafelito en la terminal, pero sin alejarse demasiado de la puerta de embarque.

Sorprendentemente, diez minutos más tarde, el mismo piloto anunció a los pasajeros que aún permanecían en el avión, que el aparato iba a despegar "inmediatamente". El permiso de vuelo había sido adelantado, sin previo aviso, a las 18.15. Los pasajeros que quedaban en el avión le indicaron entonces que no podía despegar porque "aún quedaba gente fuera, en la terminal".

Pero el comandante se negó a atender estas demandas con el argumento de que podían perder definitivamente el permiso de vuelo y una de las bailarinas se situó frente a la puerta del avión con la intención de obstaculizar el cierre de la escotilla. "De aquí no se mueve nadie", gritó, "hasta que no vuelvan mis compañeros". Una azafata, según la versión de uno de los clientes del vuelo, se encaró con la bailarina y la retiró por la fuerza de la escotilla. El aparato consiguió así salir del aeropuerto sevillano de San Pablo a las 18.15 con destino a Madrid con sólo casi cuatro horas de retraso. En la cafetería quedaron 12 pasajeros, nueve de ellos de la compañía de baile.

Los bailarines abandonados no terminaban de creerse que la función había comenzado sin ellos. Desorientados, llamaron a sus productores, quienes les recomendaron que tomasen el AVE a Madrid. Pero surgieron nuevos problemas: los trabajadores de Renfe de esta línea estaban en huelga desde hacía siete meses y sólo despachaban billetes en las horas punta. A las ocho de la tarde, era imposible comprar billetes en taquilla. Por eso, volvieron a comunicarse con sus productores, quienes les recomendaron esta vez que se dirigiesen a una agencia de viajes. Allí, finalmente, lograron adquirir nueve billetes para el AVE a Madrid de las 21.00. Llegaron a la capital pasadas las 23.30. En taxi, se dirigieron entonces al aeropuerto madrileño de Barajas, donde les esperaba el resto de la compañía y el avión hacia Santiago de Chile, donde hoy sábado tienen previsto debutar. Los productores del ballet de Cristina Hoyos pretenden ahora que Iberia les abone el importe de los nueve viajes en el AVE.

La compañía reconoció ayer parte de los hechos relatados por los pasajeros del vuelo IBE-0117. La compañía justificó el comportamiento del piloto porque "si no hubiera despegado a las 18.15, tendría que haberlo hecho unas tres horas más tarde".

Además, el vuelo corría riesgo de ser cancelado definitivamente porque la tripulación estaba a punto de "sobrepasar su horario oficial".

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