El retroceso de CCOO frente a UGT en las elecciones condiciona su congreso
El retroceso que está registrando CCOO frente a UGT en las elecciones sindicales está condicionando su próximo congreso. El sector oficial baraja retrasarlo y aún no ha elegido al candidato a la sucesión de Antonio Gutiérrez ante el riesgo de dejar de ser el primer sindicato. En reuniones internas ha reconocido que la ventaja de 5.000 delegados se ha reducido a 2.800, aunque otras fuentes indican que el margen es ya menor. El pacto de silencio entre las dos centrales y Trabajo impide conocer datos detallados.
Los dirigentes de la mayoría de CCOO que han propuesto retrasar el congreso de enero a junio del año 2000 han dado como argumento oficial "la dificultad de compaginar toda la fase previa de debate con la elección de delegados en los meses finales del proceso", y ése es el mensaje que han acordado transmitir de puertas afuera. Sin embargo, esos mismos dirigentes, en sus reuniones internas, han añadido una segunda parte al argumento: "No podemos dejarle el campo libre a UGT en el segundo semestre del año, porque hay una parte importante de elecciones pendientes que pueden invertir unos resultados que tienen ya muchos interrogantes". Hasta diciembre quedan por renovar entre 27.000 y 28.000 delegados, y otros tantos en nuevas empresas. En esas votaciones, CCOO se juega perder la mayoría, que ahora lleva muy ajustada. En el consejo confederal de esta semana, el secretario de organización, José Manuel de la Parra, reconoció que los 5.000 delegados de ventaja que tenía CCOO en los anteriores comicios se habían reducido en enero pasado a 2.800, con una tendencia desfavorable en semanas posteriores. Otros responsables de la central estiman que ahora puede estar en sólo 1.000 representantes.
Los resultados oficiales y detallados es imposible conocerlos, porque así lo pactaron los dos sindicatos en 1994 con el entonces ministro de Trabajo, el socialista José Antonio Griñán. Con un objetivo que no han logrado, que era evitar los enfrentamientos de anteriores procesos electorales, acordaron un cambio en la normativa, eliminaron la proclamación de resultados y cerraron un pacto de silencio para no facilitar resultados claros. Ese compromiso sigue vinculando a los actuales responsables de Trabajo, que se niegan a facilitar los datos que obran en su registro.
La pugna entre las dos centrales por los resultados está también en la raíz del enfrentamiento de sus direcciones abierto el verano pasado, justo cuando empezó el proceso de votación en las empresas.
De la información que han dado las centrales en sus reuniones internas se puede deducir que se ha reducido a un punto la diferencia de dos puntos de los comicios de 1994-1995. Entonces, CCOO obtuvo el 37,8% del total de 240.000 delegados elegidos, y UGT, el 35,4%. La central ugetista ha remontado sus resultados en Cataluña y Madrid, y le ha arrebatado el primer puesto a la otra central en Andalucía.
Se trata de una recuperación lógica de UGT, ya que en 1994 estaba en medio de una grave crisis por la salida de Nicolás Redondo, la división casi al 50% entre los partidarios de Cándido Méndez y Manuel Fernández (Lito) y el estallido del fiasco de su cooperativa de viviendas PSV.
En este proceso de elecciones, UGT está recuperando su ámbito de influencia en las empresas, pero ese argumento no le vale a la dirección de CCOO. Antonio Gutiérrez quiere irse de la secretaría general dejando a su organización como primer sindicato, interés compartido por los precandidatos que aspiran a sucederle, y en especial Ignacio Fernández Toxo, José María Fidalgo y Rodolfo Benito. El aval que les supone unos buenos resultados electorales les ha llevado a defender el retraso del congreso.
Inicialmente, el sector oficial tenía previsto decidir el candidato en esta primavera y celebrar el congreso en enero del 2000. La propuesta, cada vez con más apoyos, de llevar el congreso a junio del próximo año ha demorado a su vez el consenso sobre el futuro secretario general.
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