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Intervenido un arsenal de armas a los detenidos por el crimen de Pedregalejo

La banda a la que se atribuye el asesinato a tiros de los hermanos malagueños Miguel Ángel y José Antonio R. V. estaba armada hasta los dientes. La policía mostró ayer una espeluznante colección de pistolas, revólveres, cuchillos de todo tipo, puños americanos, luchacos y hasta sofisticadas hachas halladas en el coche y las casas de los tres miembros de la organización de vigilancia y extorsión de discotecas que presuntamente acabó con la vida de los hermanos. Los dos jóvenes y el policía detenidos están a disposición del juez.

Los investigadores manejan cada vez con más seguridad la tesis de que el brutal asesinato de Miguel Ángel y José Antonio R. V. se debió a un ajuste de cuentas entre dos bandas dedicadas a la vigilancia y extorsión de discotecas y bares nocturnos. Estas bandas se nutrirían de jóvenes habituales en algunos gimnasios de la zona de Pedregalejo y El Palo, con un perfil casi idéntico: robustos y aficionados a la violencia. Esa tesis la refuerza el arsenal que la policía ha hallado en las casas y el coche del policía local y de los dos muchachos de 23 años detenidos el miércoles en Estepona, uno de los cuales ha sido identificado ya como uno de los participantes en el tiroteo de la madrugada del 27 de marzo. Los detenidos también se sentían amenazados. Uno de ellos llevaba un chaleco antibalas cuando lo detuvieron. La policía mostró ayer cinco armas de fuego. Dos de ellas se barajan como armas asesinas y otras dos las emplearon sus dueños el 19 de abril en un tiroteo en un gimnasio de Pedregalejo. Una de las pistolas intervenidas, del calibre nueve milímetros Parabellum, está provista de un sofisticado sistema de láser que permite apuntar en la oscuridad. Aunque se baraja la hipótesis de que la función del agente de Policía Local detenido el jueves era la de suministrar armas a la banda, ninguna de las expuestas ayer corresponde a las reglamentarias de la policía. La identidad del agente implicado en el asesinato no ha sido desvelada porque el caso está bajo secreto de sumario. Sólo se sabe que vivía en la barriada de El Palo, cercana al lugar del asesinato, y que estaba destinado a la unidad de Policía Local del distrito norte de la ciudad. Aunque los investigadores lo habían relacionado desde el principio con el caso, sus superiores en el cuerpo municipal ignoraban sus andanzas. Se enteraron porque cuando faltó al trabajo les explicaron que estaba detenido.

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