_
_
_
_
EL BÚHO REAL

La mirada penetrante

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Cuando observamos a los animales solemos fijarnos en alguna característica que nos atraiga, ya sea por su colorido, por sus movimientos o por sus hábitos y costumbres. Es una forma de apreciar todo aquello que nos rodea. En el caso de encontrarnos, casualmente, con la silueta y los ojos del búho real, la sensación es difícil de describir, quizá por la sorpresa y fascinación que nos produce, especialmente por su mirada penetrante. Primero, su intensa mirada, que nos analiza en profundidad, y luego su plumaje, que intenta pasar desapercibido en el ambiente en el que vive. Sus ojos tienen estos días una mirada todavía más intensa porque los huevos del nido están eclosionando y nacen los pollos. Es ese orgullo del que tiene la obligación de criar a sus hijos y de protegerlos ante todos los peligros que les pueden acechar, tanto de noche como de día. En los cortados calizos granadinos, cerca de los campos de olivares, la escena tiene ese color especial de nuestra reina de las aves rapaces nocturnas, que con su moteado marrón y negro y sus intensos ojos naranjas nos recuerda que la primavera va caminando de forma imparable hacia el verano.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_