"La fotografía corre el riesgo de ser manipulable con la tecnología"
Javier Algarra (Granada, 1958) dejó los estudios de Medicina por el mundo de la fotografía y confiesa que no se ha arrepentido. Reportero gráfico de prensa y posteriormente fotógrafo oficial del Ayuntamiento de Granada, en sus ratos libres se vuelve un artista lúcido y creativo. Así lo demuestra su última exposición, Secaderos, en la que ha captado toda la magia y el misterio de los secaderos de tabaco de la Vega granadina. La muestra, que se exhibe estos días en La Casa de los Tiros, pone de relieve cómo unos edificios tan sobrios y peculiares pueden convertirse en imágenes oníricas según el ojo que los observe. La mirada de Algarra ha hecho magia con ellos. Pregunta. ¿Cómo se le ocurrió hacer una exposición sobre secaderos? Respuesta. Fue hace unos diez años. Estaba haciendo un trabajo sobre la Alhambra para el Colegio de Arquitectos y me sorprendió que se estableciera un paralelismo con los secaderos de tabaco. Me encantó su tipo de arquitectura, las características tan peculiares, su decadencia. P. Y le fascinaron... R. Sí. Había una perfecta relación entre esa arquitectura y el paisaje de la Vega granadina, un paisaje sin tópicos, en el que se integra una arquitectura elemental, inmediata. Me di cuenta de que esa integración tan tremenda llegaba a hacer que se mimetizaran los edificios a determinadas horas del día, con una luz determinada. De modo que me puse a fotografiar eso. P. ¿Y cómo se fija un fotógrafo en algo tan prosaico como un secadero? R. Un secadero no es prosaico, es bonito, poético. Tal vez porque la Vega tiene una luz permanentemente cambiante. Ver las cuatro estaciones en la Vega a través de las fotografías resulta fantástico. P. ¿Por qué está disminuyendo ahora la gente que se dedica a la fotografía? R. Supongo que porque cambian las tecnologías. Pero yo creo que la fotografía tiene cierto auge. Lo que pasa es que está cambiando el soporte. Cada vez se impone más el ordenador sobre el papel, pero el papel sigue siendo el gran soporte. P. ¿No terminará desapareciendo? R. Yo creo que no. El ordenador puede suplir ciertos trabajos, pero terminará recurriendo también al papel. Lo que sí avanzan son las tecnologías, los sistemas. P. ¿Cree que influirá eso en el trabajo de creación? R. Sí, y se perderán cosas. Hasta ahora, la fotografía era como un certificado de autenticidad, un acta notarial, intocable. Ya no. Ahora puede reflejar cosas distintas de la realidad. Eso hará que pierda su rasgo de autenticidad. Con la tecnología, la fotografía corre el riesgo de ser muy manipulable. Yo he pretendido con mi exposición trabajar como se hacía en el siglo XIX, con ese estilo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.