Los pequeños empresarios se agrupan para impulsar un sello de calidad de los productos de la fiesta

Las fiestas de Moros y Cristianos han dejado de ser algo exclusivo de la Comunidad Valenciana. El esplendor adquirido en la última década ha deslumbrado a poblaciones tan remotas como Villa García de Arosa o Melilla, donde este año se estrenan. Los entendidos mantienen que las entradas o desfiles son el mejor escaparate de la imaginación que derrochan los alcoyanos en trajes, carrozas y ballets, y que encierran gran potencial económico. "La nuestra es una fiesta que esconde tras de sí grandes posibilidades de ser explotada". Así piensa Patxi Ardaiz, presidente del colectivo de Empresas Festeras (Emfe), fundado el pasado diciembre para darle solidez comercial a la creatividad de los artesanos de la fiesta. Ardaiz razona que el negocio de la fiesta mueve al año en España 2.500 millones de pesetas, de los cuales tan sólo un 10% de la facturación directa va a parar a manos de los artesanos que ponen su ingenio al servicio de los moros y cristianos. La búsqueda de un "sello de calidad" que avale su trabajo llevó a una veintena de pequeños empresarios de Alcoy a unirse al cerca de medio centenar que hay en el resto de la Comunidad para consolidar la asociación. La fuerza del colectivo le ha permitido reemplazar a la Unión Nacional de Entidades Festeras (UNDEF) en la organización de Expofiesta. Quieren también acabar con el comercio sumergido que ha caracterizado al sector y con esta premisa ofrecen desde alquiler de trajes, boatos y complementos, hasta coreografías, diseños, calzados, maquillajes especiales para comparsas y tapices. "Todos los asociados tienen sus licencias fiscales en regla y facturan de manera oficial, lo cual supone una garantía para el cliente", recalca Diego Gómez, secretario de la dirección de Emfe. Gómez también es el responsable de la empresa de lampistería artesanal, confección y alquiler de trajes El Molinar, en Alcoy. El local donde trabaja le sirve como taller y exposición de trajes y complementos. "Solucionamos hasta el 90% de un boato. Podemos montar desde el diseño a la confección de los trajes", dice. Esta opción suele tener mejor resultado fuera de Alcoy y da trabajo para todo el año a este empresario natural de Albacete. Alfonso Torres, zapatero natural de Córdoba, es otro empresario de la fiesta afincado en Alcoy. Este año su implicación se multiplica ya que ostentará el cargo de capitán cristiano con la filà Maseros. Para ello Torres ha tenido que calzar a miles de festers, cosa que le permite poner el acento en que el empresario que vive de la fiesta no debe olvidar su carácter artesanal. Uno de los aspectos que más relumbrón ha dado a las fiestas de Alcoy han sido las carrozas y ballets de acompañamiento. Inma Cortés dirige una academia de baile y lleva 15 años poniendo su imaginación al servicio de capitanes y alféreces. Ella, que también forma parte de Emfe, asegura que las horas de ensayo, el ingenio de las coreografías y el esfuerzo de las bailarinas no tienen precio en Alcoy: "Es la única localidad en que no cobramos por bailar en las entradas. Nos ceden los trajes a cambio del baile". Cortés explica que una vez estrenada la coreografía en Alcoy, puede ser exportada a otras fiestas para sacarle un rendimiento.