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FÚTBOL Segunda División

Tsartas, el "Faraón" heleno

El jugador griego, una vez más artífice de la victoria del Sevilla

El Sevilla no sólo se reconcilió ayer con sus aficionados, sino que además, con la victoria ante el Sporting, consiguió alegrarles la semana de feria. No cabía otra cosa si no se quería desentonar. Tras la apoteosis currista de la víspera en la Real Maestranza, comentario recurrente antes, durante y después del partido, al equipo de Marcos Alonso sólo podía brindar el triunfo ante un muy inferior rival para contribuir a aumentar el ambiente general de jolgorio y esparcimiento que invade la ciudad en estos días. Tsartas, el Faraón heleno, fue el artífice del éxito de su equipo, en justa correspondencia a la confianza que en él ha depositado su apoderado, Marcos Alonso, para que el jugador griego comande la andadura del Sevilla hacia la cabeza de la tabla. Camino del que ayer se recorrió un gran tramo. Una vez más quedó patente que de la inspiración y las ganas de Tsartas depende la suerte del Sevilla.

SEVILLA 2

SPORTING 0Sevilla: Monchi; Cañas, Hibic, Tabaré; Velasco, Francisco, Quevedo, Oscar, Tsartas (Moya, m. 85); Juan Carlos (Olivera, m. 65) y Gluscevic (Molnar, m. 80). Sporting de Gijón: Sergio Sánchez; Lara, Mesas, Isma, Mingo; Alberto, Óscar, Perovic, Poyatos (Kamatcho, m. 60), Cherishev; y Monchu. Goles: 1-0. M. 57. Tsartas. 2-0. M. 58. Juan Carlos. Árbitro: Pinar Martínez (castellano-manchego). Amonestó a los visitantes Cherishev, Alberto y Kamatcho y a Gluscevic, Quevedo e Hibic. Unos 25.000 espectadores en el campo Ramón Sánchez Pizjuán.

Sólo hubo enjundia en los primeros 10 minutos de ambos periodos, después de ellos, juego farragoso e incluso sopor. El primer gol (m. 57), al que siguió un minuto después el de Juan Carlos, fue el premio a los denodados intentos de Tsartas durante la decena inicial de minutos del partido. En este lapsus de tiempo el griego asistió magníficamente al aún denostado Gluscevic, apuesta personal de Marcos que de nuevo resultó perdedora, surgiendo un par de claras ocasiones de peligro ante la puerta defendida por Sergio Sánchez. También tuvo tiempo para brillar en solitario. En dos espléndidas jugadas con sello personal,que se sucedieron en apenas dos minutos, Tsartas a punto estuvo de desatar la euforia en la grada, entregada desde la cerrada ovación de bienvenida que tributó a su equipo.

Al final, el partido quedó reducido a los primeros compases de ambas mitades, después discurrió por la senda del sopor e incluso el aburrimiento. Nada pudo hacer el Sevilla ante un Sporting que hizo lo que se esperaba: mostrarse aguerrido y destructivo en el centro del campo y reservón en ataque, con Monchu como única arma. Los gijonenses se conformaban con el empate y su juego se adecuó a tan exiguo propósito, transmitiendo al victorioso rival su desidia y desapego.

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