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Silvia Marsó se despide en el Arriaga de su papel en "Doña Rosita la soltera"

Tras una gira de más de un año de duración, la actriz Silvia Marsó se despide en Bilbao del personaje protagonista de Doña Rosita la soltera, de Federico García Lorca. La causa del abandono es un avanzado embarazo, que no ha afectado a su forma de crear el personaje "con la voz y el alma" . Marsó afirmó ayer que a través de Doña Rosita "escupe la rabia contenida por las mujeres durante siglos". La obra se representa en el Teatro Arriaga desde hoy hasta el próximo domingo.

El embarazo de Silvia Marsó, de siete meses, no se puede ocultar, a pesar de su delgadez y de las ropas oscuras que disimulan el vientre redondo. Hasta hace pocas semanas siguió utilizando en el escenario los mismos trajes que en el día del estreno, pero el vestuario ha necesitado unos pequeños retoques para adaptarse al nuevo estado de la protagonista. La actriz resta importancia a la influencia del embarazo en su creación de doña Rosita, desde la adolescencia a la madurez. "Este personaje no se compone con la figura, sino con la voz y el alma", aseguró ayer en la presentación de sus actuaciones en Bilbao. La versión de Doña Rosita la soltera, estrenada con motivo del centenario del nacimiento de García Lorca, es una producción de la compañía Lope de Vega, dirigida por José Tamayo. Junto a Silvia Marsó participan en el reparto veterano nombres del teatro, como las actrices Vicky Lagos, Mari Begoña y Julia Martínez. Doña Rosita fue estrenada en 1935 por la mítica Margarita Xirgú. Años después, la actriz Nuria Espert encarnó a la solterona de García Lorca. "Era un reto", reconoció Marsó al comentar la evolución del personaje desde la adolescente feliz del primer acto a la mujer amargada por el abandono del hombre al que amó del final de la obra. "Cuanto más bonito y cursi es el primer acto, más dramático resulta el tercero", afirmó. "Es la obra de Lorca más cercana a un espíritu teatral, como en Chejov, en el que se sugiere mucho, en el que no está escrito todo lo que sienten los personajes". La protagonista de Doña Rosita invita a los espectadores a realizar una reflexión sobre la situación que hoy rodea a las mujeres, un siglo después del asfixiante ambiente social que retrató el poeta granadino. "Doña Rosita es un reo de la marginación social de la mujer a finales del siglo pasado", aseguró Marsó. "Hoy, a finales del milenio, debemos reflexionar para ver qué poso queda de la sociedad claustrofóbica que vivió doña Rosita". La actriz llegó tiempo atrás a su propia conclusión sobre la opresión sufrida por las mujeres a causa de las convenciones sociales. El maltrato fue el ejemplo elegido por Marsó para demostrar que la situación que dibuja Doña Rosita no ha evolucionado tanto. "A través de este personaje estoy escupiendo la rabia contenida por las mujeres durante siglos y que hemos visto en nuestras madres, abuelas y tías. Es una válvula de escape de la amargura que he sentido en otras mujeres", señaló.

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