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Rafael 'recupera' nuevas obras

Una exposición de Mantua restituye al artista renacentista numerosas obras atribuidas a sus discípulos

En el mundo del arte, las incógnitas están en el pasado más que en el futuro. En este territorio dominado por expertos y estudiosos cada día se reescribe la historia, retirándose paternidades de obras a autores como Leonardo da Vinci, Miguel Ángel o Rembrandt a la luz de nuevos datos. Pocas veces ocurre lo contrario, como acaba de pasar ahora con Raffaello Santi (Rafael), el artista que influenció la pintura renacentista italiana con sus Madonnas. Muchas de las obras atribuidas a los discípulos del genial pintor, cuya breve vida (1483-1520) marcó su producción, le han sido devueltas gracias a la investigación de dos expertos de Viena, Achim Gnann y Konrad Oberhuber. Una amplia exposición organizada en el palacio Te (el viejo hogar de los mecenas Gonzaga) de Mantua (norte de Italia) restituye al artista decenas de apuntes, bocetos y diseños atribuidos a sus dos principales discípulos, Giulio Romano y Giovanni Francesco Penni. Gnann y Oberhuber, coordinador y director científico de la muestra, que recoge 300 obras (casi 70 del maestro) de Rafael y de sus discípulos bajo el título Roma y el estilo clásico de Rafael, estiman que las pruebas que avalan esta nueva atribución son abrumadoras. Ambos estudiosos ven en la representación del espacio y de los cuerpos, en el sentido del movimiento que domina las escenas y en la emoción que traspasa las composiciones, todo el talento de un Rafael forjado en el estudio de los relieves clásicos.Raffaello Santi, como la mayoría de los grandes artistas de la historia, dispuso de un taller repleto de discípulos capaces de imitar el estilo y la firma del maestro. El artista, en el cenit de su fama (en torno a 1514), recibía decenas de encargos de papas y altos dignatarios civiles. Los unos querían que pintase los aposentos vaticanos y cubriera con sus figuras las paredes de la Capilla Sixtina. Otros le encargaban cenadores o retratos. Los pedidos se acumulaban en el taller de Rafael, que, explican los estudiosos, diseñaba febrilmente bocetos para satisfacer la enorme demanda. Muchas veces eran sus discípulos los encargados de realizar las obras, pero, en todo caso, los bocetos son, dicen los expertos, indudablemente suyos.

La atribución puede originar polémica. Oberhuber, director de la colección estatal Albertina de Viena, de donde proceden algunas de las obras que se exhiben en Mantua, es el primero en advertir que ni radiografías ni rayos infrarrojos son útiles en la mayoría de los casos para cerrar con evidencias irrefutables una atribución de este género. Sin embargo, para este estudioso del arte, la famosa Madonna de Hertz, que ha llegado a Mantua procedente del Palacio Barberini de Roma, no puede ser más que un rafael por su cálido colorido y el sutil equilibrio de sus elementos de movimiento. La obra lleva aún la firma de Romano, lo mismo que la Madonna de Spinola, procedente del Museo Getty de Los Ángeles, bajo cuyos brillos plateados, los rayos infrarrojos han descubierto un boceto de Rafael, inapreciable para el visitante.

En las salas del palacio Te, los visitantes se detienen sobre todo en las dos colecciones de tapices atribuidos ahora al maestro Santi, en los bocetos, los grabados y las escasas pinturas que llevan su firma. Está claro que no es igual un rafael que un bello cuadro de Romano, y que la investigación de Oberhuber pretende algo más que hacer justicia artística a un genio del pasado.

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