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Condena a Alicante por la falta de seguridad en la "cremà"

La seguridad de las Fogueres de Sant Joan de Alicante ha sido cuestionada por la Audiencia de Alicante en una sentencia de su sección quinta. Por ella se condena al Ayuntamiento, a un constructor de monumentos para las fiestas, al presidente de una foguera y a una compañía aseguradora como responsables subsidiarios del accidente que sufrió Pedro Otamendi Chico, un joven que quedó semiparapléjico tras caerle parte de la hoguera de la Rambla durante la cremà de la noche de Sant Joan de 1989. Según el fallo judicial, el perímetro de seguridad de la foguera no separaba lo suficiente al público del monumento mientras ardía. La clave de este caso estuvo en conocer si el joven estaba dentro de los límites de seguridad de la foguera o los había rebasado en el momento en que se desplomó. Las lesiones del joven, que tenía 16 años cuando ocurrieron los hechos, son irreversibles. Esta sentencia viene a confirmar una anterior, dictada el 7 de mayo de 1997 por el Juzgado de Primera Instancia número 1 de Alicante y, por tanto, desestima el recurso de apelación interpuesto por la parte demandada. Aquel fallo decretó que el constructor del monumento, Armando López; el presidente de la Foguera de la Rambla, Ángel Lloret; el Ayuntamiento y la aseguradora ITT Ercos debían pagar solidariamente a Pedro Otamendi la cantidad de 20 millones de pesetas por secuelas y dos millones por días de incapacidad. Asimismo, el padre del accidentado, Juan Ignacio Otamendi Aranguren, recibiría 653.000 pesetas y 163.000 francos franceses (casi cinco millones de pesetas en total). Mal acceso al monumento Todo sucedió alrededor de la una y cuarto de la madrugada del día 25 de junio de 1989. Apenas iniciada la cremà de la hoguera de la Rambla de Méndez Núñez, una parte del monumento se desplomó sobre la espalda de Pedro Otamendi. Un hombre de 42 años también resultó herido en este accidente y precisó atención hospitalaria. El coche de los bomberos encontró muchas dificultades para acceder al monumento de la Rambla por la cantidad de público que se apelotonaba ante la hoguera. La base de la pira no aguantó más el ímpetu de las llamas y parte de la estructura se vino abajo y cayó sobre las dos personas. El 27 de junio, Otamendi fue intervenido por primera vez en el Hospital General de Alicante, a cuyo servicio de urgencias había llegado prácticamente inmóvil. Sólo podía desplazar un poco la pierna izquierda y los brazos. El jefe de Neurocirugía del centro sanitario, Francisco Ruiz, ya advirtió entonces que Otamendi podría quedar con alguna secuela parapléjica en las piernas. Según su dictamen, el joven se fracturó una cervical, lo que produjo un impacto en la médula espinal. La intervención quirúrgica duró seis horas, pero las lesiones resultaron ser irreversibles.

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