Injertos
Hay una quinta estación, de ubicación voluble y extensión variable, sujeta habitualmente al comienzo del equinoccio electoral o previa a un magno acontecimiento que eclipsa el pasado y el porvenir de las ciudades organizadoras. Es la estación adecentadora, que contempla el asfaltado de calles, el recambio de aceras, el arreglo de baches, la plantación de violetas, el repintado de bancos, la redistribución de papeleras y el transplante de mendigos. Los alcaldes, gente de gran sensibilidad social por lo común, suelen incluir el injerto de pedigüeños en viveros distantes de los corazones urbanos. No por un espíritu insolidario ni otras disquisiciones éticas de importancia, más bien mera cuestión de estética, de simple adecentamiento. Y a los mendigantes, por lo habitual, suelen incluirlos entre los objetores del aseo, los insumisos fiscales y los afeadores de entornos urbanos, como las colillas o la basura a deshora. La ofensiva embellecedora, que coincide con el nacimiento del solsticio electoral, arrancó en Almería, a instancias de una federación de comerciantes, que reclamó el traslado de un comedor para indigentes -un transplante de pobres, propiamente- con el pretexto de que generan inseguridad. El alcalde Juan Megino (PP), haciendo gala de su celeridad a la hora de atender las demandas sociales, pidió a las religiosas que gestionan el centro que dejasen de repartir guisos a los necesitados. A cambio, ofrecía el centro municipal de acogida, ubicado fuera del corazón urbano. Las monjas, que no parecen sentirse inseguras por la cercanía de mendigos, se negaron a dejar de repartir comidas, que no serán muy estéticas pero alivian el hambre, aunque accedieron a reformar sus instalaciones para que los pobres no monten colas en la calle. Listo. Un problema de inseguridad se arregló con una solución estética. En Sevilla se ha institucionalizado el adecentamiento hasta el extremo de que el Ayuntamiento organiza campañas periódicas, como si de la recogida de la fresa se tratase. Este año la han tomado con los invidentes, a tenor de la campaña presentada por la delegada de Asuntos Sociales, Rosario Conde: No dé limosnas a ciegas. Sobre la posibilidad de practicar la caridad con discapacitados físicos o minusválidos económicos no se pronuncia el lema de la iniciativa. ¿Los considerarán injertos bellos? TEREIXA CONSTENLA
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