Una joven muere sepultada por un nuevo derrumbe de un edificio en Sevilla
Teresa G. V., una joven estudiante del Conservatorio de Música, de 25 años y natural de Barcelona, murió ayer aplastada por un edificio que se derrumbó en la calle Bustos Tavera de Sevilla a las 17.15. Aunque al principio se pensó que no había víctimas, tras ocho horas retirando escombros, los bomberos encontraron el cadáver de la joven. Los 10 obreros que trabajaban en la rehabilitación del inmueble siniestrado tuvieron más suerte. No pudieron trabajar en la fachada porque la grúa no funcionaba. Estaban en el interior del edificio, una construcción ruinosa del siglo XVIII en la que se estaban levantando viviendas en régimen de propiedad cuando, la fachada, de unos 10 metros de altura y unos 35 metros de longitud, se derrumbó de una sola pieza. La calle quedó convertida en un gigantesco amasijo de escombros. El suceso se produce cuando aún es reciente el recuerdo del trágico accidente del muro del Bazar España, en el que perdieron la vida cinco personas en Nochevieja. Los obreros y los vecinos no querían hacer declaraciones. La alcaldesa de Sevilla, Soledad Becerril, interrumpió un viaje oficial para regresar a la capital andaluza. PASA A LA PÁGINA 6
Responsables del edificio derrumbado culpan a una casa en ruina del siniestro
VIENE DE LA PÁGINA 1 El portavoz del PSOE, Carmelo Gómez, que acudió al lugar del suceso, comentó que un hombre que esperaba a su hija se mostró nervioso porque no llegaba. Gómez se enteró del derrumbe por un agente de la Policía Local. "¡Qué muro. Es una casa entera!", exclamó al ver la zona. El portavoz socialista solicitó una catalogación de edificios en mal estado y peligrosos. Dos mujeres quedaron temporalmente atrapadas en sus casas,que resultaron taponadas por los escombros. La constructora Gyesa inició hace seis meses las obras en el edificio siniestrado para la construcción de 24 viviendas. La parte delantera del inmueble la constituían cuatro viviendas del siglo XVIII. La trasera es un solar, un corral de vecinos del siglo pasado del que no queda nada. La fachada estaba apuntalada por un adamiaje y una estructura interior. La arquitecta de la obra, María de la O Ibarbuen, no daba crédito a lo sucedido. "La primera casa, la número 35, estaba declarada en ruina. Lo que pensamos es que ésta ha tirado del resto de la fachada que forma una unidad con las otras tres viviendas y estaba toda trabada a los muros interiores", declaró. La arquitecta aseguró: "En las rehabilitaciones de edificios que, como éste, están en ruina técnica, es imposible predecir lo que puede ocurrir. En este tipo de intervenciones siempre es posible el derrumbamiento. Estamos tratando con enfermos de UVI, con la vida en un hilo". Y abundó en la explicación: "Se trata de muros muy heterogéneos, de diversos materiales, que no sabemos cómo se van a comportar. El hundimiento puede haberse producido por agotamiento de los elementos estructurales del edificio, que no nos ha dado tiempo a reforzar". El concejal de Urbanismo, Mariano Pérez de Ayala, confirmó que la empresa constructora tenía licencia de obras, aunque no dio más datos. Responsables de la obra aseguraron que habían solicitado al Ayuntamiento el corte de tráfico en la calle y que éste lo había denegado, extremo que no se ha podido confirmar.
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