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La rigurosa jocosidad

Ferran Bono

"Se puede bailar hacia arriba, hacia el medio o hacia abajo", dice María Eugenia Llorente. Los cubanos, cuando bailan ballet clásico, bailan "hacia arriba", usando sus cuerpos para transmitir una sensación etérea. Éste es uno de los rasgos característicos de la prestigiosa escuela cubana de ballet clásico, a juicio de María Eugenia, primera bailarina del Ballet Nacional de Cuba, dirigido por Alicia Alonso. Ella y ocho profesores más de la compañía están impartiendo clases a un grupo de 70 alumnos, la mayoría procedentes de la Comunidad Valenciana, en el Centre Coreogràfic, dirigido por Inmaculada Lázaro y ubicado en Burjassot. Durante tres semanas irán desgranando sus conocimientos en ballet/ puntas, danza moderna, montaje de repertorio, improvisación coreográfica, música para ballet o preparación física. Coincidiendo con la estancia de los profesores, la compañía cubana iniciará en el Teatro Principal de Valencia su nueva gira por Europa con un doble programa: los días 7 y 8 representarán El lago de los cisnes, y el 14 y 17 subirán al escenario la coreografía Giselle. Más clásico imposible. Rigurosamente clásica es la disciplina que aprenden estos días los alumnos del Centre, a tenor de sus opiniones. "Son muy rigurosos, con una disciplina muy rígida", comenta el valenciano José Luis, de 30 años. A Noelia, de 21, le ha sorprendido el gran número de movimientos que se ensayan sin apenas tiempo para repetirlos. "Estoy acostumbrado a repetirlos y ellos pasan de uno a otro rápidamente", apunta, mientras realiza ejercicios de estiramiento, junto a sus compañeros que aspiran a introducirse en el circuito profesional, y rodeada de espejos en una de las salas anexas a la principal. "Tienen mucho carácter y un lenguaje propio muy característico y a veces utilizan expresiones muy graciosas", indica Geles, de 21. Todos destacan el buen humor y la entregade los profesores cubanos. Las más jóvenes -hay muy pocos bailarines- parecen también divertidas con el característico acento cubano. Apenas queda tiempo para que se inicie el ensayo con María Eugenia Llorente. La clase de Loti Peón está apunto de acabar. La relación entre ambas profesoras es muy especial y sorprendente. La primera, de mayor edad, fue la maestra de la segunda, pero ahora, una vez ésta decidió retirarse -"por las lesiones o cuestiones personales", señala-, es Loti Peón quien ejerce de profesora de María Eugenia Llorente, primera bailarina. "No soy su única maestra, pero me siento honradísima de serlo y además ella es muy respetuosa conmigo", añade Loti esbozando un sonrisa. La relación intergeneracional es una de las marcas identificadoras de la compañía, en la que han llegado a bailar padres e hijos. Alicia Alonso, que fue investida como doctor honoris causa el pasado año por la Universidad Politécnica de Valencia, ejerce de claro referente. Ella y su marido fueron quienes levantaron la compañía, que acaba de cumplir 50 años, hasta la cima del ballet clásico. María Eugenia Llorente la conoció cuando tenía ocho años. "Ha sido mi profesora, mi guía y en determinados momentos mi madre y le agradezco todo lo que sé", confiesa esta mujer de avanzada edad de aspecto fibroso y extremadamente delgada. No ha dejado de bailar y no ha pensado en abandonar la compañía que considera su familia, a pesar de haber bailado como invitada en numerosas formaciones del mundo. La mayoría de los profesores consultados cierran filas entorno al presidente cubano Fidel Castro y su labor de promoción y desarrollo de la danza. El preparador físico Miguel Rodríguez salpica su hablar con expresiones y referentes de carácter revolucionario. A la pregunta sobre la falta de libertades en Cuba responde que hay que ser culto para ser libre, citando a José Martí, y agrega que el presidente cubano ha procurado cultura y educación para su pueblo. Culpa al bloqueo estadounidense de la carestía de productos en la isla. Teresita Valiente da clases de piano y de música aplicada a la danza. Dice que los bailarines cubanos son unos privilegiados en su país igual que lo podrían ser en otro país, en el sentido de que conocen mucho mundo y se relacionan con mucha gente. De los alumnos españoles -además de la menor preparación técnica de los bailarines- subraya su caracter jocoso que los emparenta con los cubanos y los diferencia el resto de europeos, que son "más flemáticos, se podría decir sin molestar que, incluso, más altivos".

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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