150.000 andaluces tras los pasos

La Semana Santa movilizará, en los 770 municipios andaluces, a más de 150.000 personas, que participarán como nazarenos o cargadores de imágenes. En Montilla (Córdoba) se escenificó ayer, a través de 16 cuadros dramáticos, el misterio de la Pasión. En Granada destaca la procesión del Cristo de los Gitanos, saludada por hogueras durante su recorrido hacia el Sacromonte. En Jaén, El Abuelo despierta especial fervor. La devoción de los gaditanos se vuelca con el paso de El Nazareno, obra de Jacomo Velardi, mientras que en Almería son los pasos del Cristo de la Escucha los que más gente congregan, al igual que el Cristo de la Gracia, en Córdoba, conocido popularmente como El Esparraguero. Las cofradías de Huelva no podrán realizar su estación de penitencia por unas obras viarias. En Málaga, los tinglados callejeros han sido durante muchos años una seña de identidad de la Semana Santa, desde que a principios de este siglo, el enfrentamiento entre Iglesia y cofradías llevó al Obispado de Málaga a prohibir la salida de las procesiones desde las iglesias. Ya quedan pocos, porque casi todas las cofradías tienen casa-hermandad. Pero ayer los tinglados de La Pollinica, El Huerto y Los Estudiantes bullían de actividad: martillazos, flores, alfileres y todo lo necesario para que los tronos luzcan al máximo en la calle. Además de La Pollinica y el Huerto, otras cinco hermandades hacen su estación de penitencia hoy. La Salud, de la parroquia de San Pablo, en el barrio de la Trinidad. La Humildad, del barrio de la Victoria. La Salutación, fundada en el siglo XVII, que se reorganizó en 1984. La Cena es una cofradía ligada al gremio de ferroviarios, con muchos seguidores en el barrio del Perchel. Y el Prendimiento, de la parroquia de la Divina Pastora. La Cofradía de la Expiración recuperó el viernes por la noche el contacto con su barrio de origen, El Perchel, antiguo arrabal marinero destrozado por el desarrollismo de la década de los sesenta. Esta hermandad, que atesora un patrimonio artístico, celebra cada Viernes de Dolores el traslado de sus imágenes titulares. Este año, unos 1.500 vecinos las vieron pasear entre grandes avenidas de asfalto y callejuelas angostas.