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El magma se mueve

Enric Company

Los socialistas tienen algunos indicios de que la candidatura de Pasqual Maragall está removiendo el magma electoral. Disponen de varios sondeos de opinión, de ámbito local, según los cuales se ha producido en los últimos meses un decantamiento en favor de Maragall en segmentos electorales anteriormente indecisos. En el sondeo encargado en febrero por el Ayuntamiento de Barcelona, por ejemplo, los electores de la ciudad que declaraban tener su voto decidido en favor de Maragall superaban, por vez primera, a los que lo tenían decidido en favor de Pujol. Es probable que en eso influya el hecho de que al fin y al cabo Barcelona es la ciudad de Maragall. Pero también es cierto que en el pasado CiU ha superado al PSC en la capital catalana en todas las elecciones autonómicas y en casi todas las legislativas. El otro dato reciente en manos de los socialistas procede de Santa Coloma de Gramenet. Es también un sondeo preelectoral de ámbito local. La intención de voto decidido en favor de Maragall supera en él la intención de voto decidido en favor del partido socialista en las elecciones legislativas. Es decir, a lo que en ocasiones se define como voto PSOE. Aunque sea por pocas décimas. Prudente por naturaleza y por obligación del cargo, el secretario de organización del PSC, José Montilla, explica que estos sondeos deben ser tomados con mucha precaución porque pueden estar "contaminados" por la proximidad de las elecciones municipales, que son las primeras que van a celebrarse, y en estas ciudades resultan particularmente favorables al partido socialista. Sin embargo, para la dirección del PSC tienen también el valor de reafirmarle en la orientación de la campaña de Maragall. Y, en particular, explica Montilla, en la idea, básica en su estrategia electoral, de que "es posible levantar el voto en el cinturón de Barcelona y al mismo tiempo atraerse el de sectores catalanistas moderados". Los expertos electorales del PSC están convencidos de que la victoria electoral de Maragall será posible sólo si logra un gran resultado en la provincia de Barcelona. Uno de estos expertos, el profesor Gabriel Colomer, explicó que se equivocan quienes piensan que para eso basta con conseguir que vayan a las urnas los ciudadanos que votan socialista en las elecciones legislativas o municipales y luego se abstienen en las autonómicas. Estos abstencionistas diferenciales, como se les denomina en los estudios electorales, son aproximadamente unos 400.000, explicó. Y si Maragall lograra sumarlos a los 802.000 votos que el PSC obtuvo en las autonómicas de 1995 todavía quedaría por debajo de CiU si Pujol repitiera los resultados que obtuvo en ellas: 1.320.000 votos. De ahí que la campaña de Maragall se oriente tanto a movilizar al electorado considerado como propio como a restar votos a Pujol. Su esfuerzo se dirige en particular a captar a los aproximadamente 250.000 electores de la que los técnicos denominan franja de "voto dual". Son los que votan socialista en elecciones municipales y legislativas y se decantan por CiU en las autonómicas. Arañar éstos tiene valor doble: restan para Pujol y suman para Maragall. Colomer sostiene que hay indicios de que actualmente la mitad de esta franja de electores se ha decidido ya por Maragall. Otros estudios preelectorales realizados por el PSC indican que uno de los flancos débiles del candidato Maragall es que cierto tipo de electores lo consideran excesivamente "urbanita". Es decir, demasiado barcelonés. Se trata, claro, de electores del medio rural y de las provincias de Girona, Lleida y Tarragona. Superar este inconveniente es también de suma importancia, porque a Maragall podría sucederle que gracias a un muy buen resultado en Barcelona tuviera globalmente incluso más votos que Pujol, pero menos diputados. En 1995, Iniciativa per Catalunya-Els Verds obtuvo 313.000 votos y 11 diputados, mientras que Esquerra Republicana conseguía 13 diputados con sólo 305.000 votos, gracias a tener más en Lleida, Girona y Tarragona.

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