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Arte en estado puro

A la vieja usanza: en una bodega, rodeado de botas de vino, y a media luz, acabó, entrada la madrugada de ayer, el homenaje que la Fundación Antonio Mairena organizó en Córdoba para conmemorar el 20º aniversario de la Confederación de Empresarios de Andalucía. Tras los saludos, reconocimientos y conferencia, llegó el arte en estado puro. Sin altavoces. De viva voz. Manuel Mairena y Nano de Jerez se arrancaron por seguiriyas, soleares y bulerías en la sagrada sacristía de las Bodegas Campos de Córdoba. Como anfitrión, el presidente de la patronal, Rafael Álvarez Colunga, quien demostró su gran saber del flamenco puro y el cante jondo. Horas antes, había tenido lugar en el salón de Tobías del cordobés Palacio de Viana el acto oficial. Resultó igualmente lucido. La consejera de Cultura, Carmen Calvo, prologó al conferenciante, Rafael Álvarez Colunga, para sorpresa de muchos. Aunque no para los congregados: una cuidada selección de invitados para la ocasión a la ciudad de los califas. Calvo dijo con un simil taurino que correspondía al empresario por un acto anterior: "voy a ser su mozo de espadas como él lo fue conmigo hace unas semanas en Antares". Álvarez Colunga expuso en su intervención las raíces de su afición al cante. Para ello, se remontó a su infancia, evocando el ambiente familiar en el que creció y que le permitió entrar en contacto con las más altas figuras del flamenco. Nacido en el seno de una familia de empresarios, Colunga adquirió de sus mayores el amor al cante, y tuvo la oportunidad, gracias al mecenazgo de éstos, de codearse con nombres hoy mitos de este arte: Pastora Pavón la Niña de los Peines, los hermanos de ésta, Tomás y Arturo, el guitarrista Diego del Gastor y el cantaor Antonio Mairena. Acabado el discurso, la Fundación Antonio Mairena hizo entrega al director general de la RTVA, Eduardo Abellán, de una placa en reconocimiento a la labor de Canal Sur en la difusión del flamenco. A continuación, la consejera de Cultura recibió un pañuelo idéntico al que en su día usó Mairena para envolver el premio obtenido, en 1962, en el III Festival Nacional de Flamenco de Córdoba: las prestigiosas Llaves de Oro del Flamenco. Por último, Carmen Calvo y el anfitrión en el Palacio de Viana, el presidente de Cajasur, Miguel Castillejo, fueron obsequiados con un compacto rescatado de las grabaciones caseras e inéditas -nada menos, que Antonio Mairena cantando saetas en 1967 en la casa materna de Colunga en Morón- hechas por el empresario en su juventud. El colofón del acto no podía ser otro. Los duendes bajaron hasta el salón de Tobías. José de la Tomasa, Nano de Jerez y el hermano del homenajeado, Manuel Mairena, pusieron la voz. A la guitarra, Paco del Gastor y Antonio Carrión. Cartel de lujo, para un escenario de lujo. Entre el público, un respetuoso silencio, ni un solo móvil osó recibir las llamadas. El rasgueó de guitarras dio paso a soleares, bulerías, y seguiriyas, puro flamenco, ni una sola concesión a los mestizajes. En la tribuna, Álvarez Colunga mantenía el tipo aguantando la emoción. A juzgar por sus miradas al techo, el presidente de los empresarios subió y bajó varias veces al cielo para saludar a su compadre Mairena. En el patio de butacas, las hermanas de éste disfrutaban de tan merecido homenaje. El broche lo puso Manuel Mairena, quien, dadas las fechas, cerró con una saeta. En pie y acompañado por un joven tamborilero, clamó al Cristo de los Gitanos. A sus espaldas, el busto de su hermano. Puro arte, que Colunga calificó como el máximo exponente del flamenco jamas conocido.

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