La carpeta
Concluye en Andalucía una semana pródiga en noticias sobre tribunales. Jesús Gil se ha despachado contra el juez y el fiscal que instruyen el caso Atlético de Madrid por el hecho de no haberle permitido viajar a Italia y asistir al partido de sus camisetas, pese a que la negativa judicial descanse en evitar que su salud maltrecha -circunstancia que influyó en su puesta en libertad, mientras el abogado Sierra permanecía en prisión- se deteriorara más. También concluye con el anuncio de la fiscalía de Sevilla de recurrir la sentencia de un tribunal de jurado que calificó como asesinato el apuñalamiento de María a manos de su novio y recurre porque en el veredicto, a juicio del fiscal, no se dan las circunstancias de alevosía y ensañamiento, como tampoco en los hechos que se redactan en la sentencia. Decisión, si es cierta esta noticia, que parece inexplicable, pues el fiscal en el juicio modificó sus conclusiones para elevar su petición de condena y, así, todo un rosario de actuaciones ante los tribunales. Una más. La misma fiscalía, en esta ocasión de Granada, después de mantener una postura exquisita en el caso de un concejal del PP, negándose a acusar por falta de pruebas contundentes, interesa para un objetor la pena de tres años de cárcel. El motivo, según se lee, porque durante una manifestación insumisa golpeó con una carpeta a un policía, que quedó "mareado" y con dolor, sin que los policías lo hayan identificado en el acto de la vista, ni se haya encontrado la carpeta. Golpe que ha calificado de atentado. En un tiempo en el que la sociedad contempla perpleja cómo la violencia callejera toma posesión de la calle sin practicarse detención alguna y el ministerio cardenal observa cómo otras autoridades toleran a quienes utilizan contra personas y bienes toda clase de artefactos, sin que sobre ellos caiga el peso de la ley, también puede observar con la misma perplejidad que actúe con todo su peso sobre quien dejó -si es que dejó- sus apuntes en lugar inadecuado y reciba una condena que no se impone a quienes no son carpetas lo que arrojan, y todo sucede dentro del mismo Estado, cuya Constitución proclama la igualdad en la aplicación de las leyes cualquiera que sea el punto cardinal en el que se infrinjan.EUGENIO SUÁREZ PALOMARES
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