Tecnología puntera para copiar billetes

Hace años, las bandas de falsificadores de billetes adoptaron los últimos avances informáticos y abandonaron viejas técnicas manuales que acababan ofreciendo una dudosa calidad. Hoy los escáneres, las impresoras láser y un buen ordenador con un programa de tratamiento de color son capaces de retratar perfectamente cualquier billete legal y reproducirlo. La pasada semana fueron dos adolescentes de Vilanova i la Geltrú quienes, como en un juego, falsificaban billetes de 5.000 pesetas. Les descubrieron porque, primero uno y después el otro, pagaron su consumición en una heladería con un billete que se habían fabricado ellos mismos. Lo que escamó a los dependientes fueron los dos pagos consecutivos, no que los billetes tuvieran manifiesta apariencia de malos. Y el hecho de que los billetes tuvieran idéntica numeración acabó descubriendo a los dos jóvenes. Ayer la policía informó de la desarticulación de una banda completa en Barcelona y Girona y de la detención de sus nueve integrantes, profesionales especializados en falsificar billetes de 2.000 y 5.000 mediante un complejo tratamiento informático. La red, que fabricaba sus billetes en un piso de Ciutat Vella, llevaba un año con sus reproducciones, podía producir unos 15 millones de pesetas en billetes falsos y tenía clientes en toda España, los cuales se desplazaban a Barcelona para comprar partidas. Los nueve detenidos tienen todos antecedentes policiales. Jordi Martí, inspector jefe del Cuerpo Nacional de Policía, calificó ayer las reproducciones que realizaban los nueve de "muy buenas". Los falsificadores habían procurado que sus billetes tuvieran todas las medidas de seguridad de los buenos: las fibrillas luminiscentes, unas pequeñas rayitas blancas distribuidas aleatoriamente, que sólo son visibles cuando el billete es sometido a la luz ultravioleta; la marca del agua, es decir, un dibujo, normalmente la cara de un personaje, que sólo se ve si se pone al trasluz, y el hilo de seguridad, una estrecha línea vertical de color verdoso que en realidad es una banda magnética. El color de los billetes era muy aproximado, pero las fibras ópticas eran demasiado luminosas, y el tacto del billete distinto al del bueno, cuya composición es el secreto mejor guardado del Banco de España. La banda realizaba las reproducciones previo pedido de algunos de sus clientes. De hecho, los hombres de Jordi Martí detuvieron a Ramón A. R., de 58 años, en el aeropuerto del El Prat cuando se disponía a tomar un avión hacia Canarias, su comunidad de residencia, transportando en su maleta 2,5 millones de pesetas en billetes de 5.000 falsos. En ocasiones como ésta la banda cobraba entre el 18% y el 20% de lo que sumaban los billetes falsos; pero, eso sí, en dinero bueno, contante y sonante. En otras ocasiones el dinero falso lo colocaban en el mercado mediante una pequeña red propia que distribuía los billetes en mercadillos y a través de grupos de jóvenes en bares de copas. La policía detuvo en Barcelona a José M. , de 32 años; Mónica P., también de 32; Juan Carlos G., de 38; Rosario S., de 27, y Ramón A., de 58. En Girona fueron arrestados Francesc B., de 40 años; José Luis M., de 51, y Alejandro M., de 24.