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JAIME ESQUEMBRE En Alicante no hay fiscales suficientes para atender los juzgados. Las bajas no se cubren, y la falta de medios (humanos, materiales y económicos) fuerza abandonos significativos, como el especialista en perseguir y acusar a los traficantes de drogas, que ha optado por volver a su puesto en los juzgados de Elche. "Si yo fuera traficante, estaría frotándome las manos", dijo ayer el fiscal jefe José Antonio Romero. Una frase lanzada en tono jocoso pero muy descriptiva de la situación. No quiero decir yo que sea una invitación a delinquir en este terreno, pero sería hasta comprensible que si colocas un letrero en una joyería advirtiendo que los sistemas de seguridad están averiados y que el policía más cercano está a varios minutos de viaje, lo más probable es que los ladrones se dieran de bofetadas por desvalijar el establecimiento, que por algo son ladrones. Ejercicio aconsejable, por divertido, es aquel que consiste en comparar detenidamente las informaciones que cada día publican los periódicos con las cuñas radiofónicas que prodigan las administraciones públicas en esta etapa preelectoral. "Anem a més", nos dice machaconamente la Generalitat. "Cada vez me gustas más", puntualizan los anuncios. Nada menos que 450 personas están pendiente de juicio en Alicante, y seguirán así por mucho tiempo porque no hay fiscales que acusen. Anem a més. Los munícipes conceden licencias de obras por silencio administrativo en zonas que albergan yacimientos arqueológicos. Cada vez me gustas más. Alumnos y padres de alumnos toman las calles a diario para reclamar la construcción de centros en los que poder estudiar. Anem a més. Enfermos hacinados en pasillos por falta de camas hospitalarias. Cada vez me gustas más. Policías acusados de maltratar a inmigrantes. Anem a més. Policía expedientado por no atender una llamada de auxilio. Cada vez me gustas más. La Generalitat concede créditos multimillonarios a Terra Mítica. Anem a més. No hay dinero para ampliar el campus universitario. Cada vez me gustas más. Definitivamente, los expertos en publicidad no leen.