Pujol y Piqué destacan la tenacidad de Ferrer Salat para reformar el movimiento empresarial

El portavoz del Gobierno y ministro de Industria, Josep Piqué, lanzó un discurso integrador glosando las reformas empresariales y el compromiso con Cataluña y con España", que demostró en vida Carlos Ferrer Salat. Por su parte, el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, habló de la tenacidad de Ferrer y desveló, ante el asombro de muchos, que lo había conocido en la histórica huelga de tranvías de 1951. El homenaje a Carlos Ferrer Salat, fallecido el pasado octubre, congregó ayer a empresarios y académicos en la Universidad de Barcelona.

Transcurrió a un ritmo casi trepidante; 10 minutos de exposición para cada ponente y por este orden: Carlos Güell, amigo del homenajeado y camarada en el frente liberal de los que siempre lo fueron; Ernest Lluch, catedrático de la Universidad de Barcelona e intelectual orgánico del Círculo de Economía en la etapa de Carlos Ferrer Salat; Josep Piqué, portavoz del Gobierno del PP, y Jordi Pujol, presidente de la Generalitat y máximo dirigente del nacionalismo político, una ideología que Ferrer nunca compartió. El homenaje a Carlos Ferrer Salat, patrón de Ferrer Internacional y ex presidente de la CEOE, que falleció en Barcelona repentinamente el pasado mes de octubre, llenó el Paraninfo de la Universidad de Barcelona. No faltaba nadie. Destacó la presencia de presidentes de entidades financieras -Josep Vilarasau (La Caixa) y Joan Oliu (Banc de Sabadell)- y líderes de corporaciones empresariales -Antoni Negre (Cámara de Comercio) y Juan Rosell (Fomento)-. También estaban las cúpulas de los distintos grupos familiares: Puig, Carulla, Esteve, Gallardo y Godó, entre otros. La intervención de Piqué fue una repetición, más concisa en la noche de ayer, del guión que el portavoz ha desarrollado otras veces ante las fuerzas económicas catalanas. Basándose en el figura indiscutible de Ferrer Salat, el ministro esbozó su discurso integrador y aprovechó parte de su exposición para dejar claro nuevamente que su línea de reformismo en el seno de la derecha española no depende de Pujol, ni del respaldo parlamentario de Convergència i Unió. "Ferrer Salat contribuyó de una forma importante a la transición política española y después ayudó eficazmente a hacer posible la alternancia", afirmó Piqué. El ministro utilizó los esquemas de representación en la gran patronal española para referirse a la herencia traicionada de Ferrer: "Abandonó la presidencia de la CEOE dejando unos estatutos que exigían la alternancia en el cargo cada tres años y, después el reglamento fue modificado en su ausencia y en contra de su criterios", dijo Piqué. Perseguido por el vértigo del calendario, Piqué entraba en materia. Su crítica al inmovilismo de José María Cuevas -ya lleva 20 años al frente de la CEOE-, a criterio de algunos asistentes, llevaba implícita una andanada de mayor calado, dirigida a su compañero de mesa, el presidente Pujol, con 19 años en la presidencia, aunque amparado por la firmeza de las mayorías en los sufragios autonómicos. Nadie se tambaleó. Mucho menos Pujol, quien utilizó su turno en el cierre del mismo acto para glosar las virtudes humanas, que no políticas, que adornaron al homenajeado: "Ferrer era un chico de casa bien, lo digo en el sentido más noble de la expresión, muy entregado al conocimiento". Y simplemente, obvió el dardo de Piqué.