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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Dimisión responsable

La Comisión Europea ha decidido afrontar de forma colegiada la responsabilidad que le corresponde ante las duras acusaciones vertidas contra el conjunto de este órgano y sus titulares en el informe de los cinco expertos independientes que han examinado los supuestos casos de descontrol, favoritismo o fraude. Se abre así una crisis institucional sin precedentes en la UE, cuando al actual Colegio de Comisarios le quedaba sólo hasta fin de año de mandato, a menos de tres meses de las elecciones para la renovación del Parlamento Europeo, y con una negociación de la importancia de la Agenda 2000 en curso, dirigida por una Alemania que acaba de cambiar de ministro de Finanzas.El drama institucional no podía llegar en peor momento, y ahora les corresponde a los Gobiernos, y en parte al Parlamento Europeo -cuyas voces empezaban a clamar por esta dimisión-, resolverlo, aunque sea nombrando una Comisión en funciones hasta que, a partir de junio, se pueda designar a un presidente para los siguientes cinco años. Esta Comisión llevaba ya meses políticamente inerme, y ayer, tras la publicación del informe, había perdido la poca autoridad moral que le quedaba. Al menos, lo ocurrido puede contribuir a una mayor transparencia de esta institución, y, sobre todo, a responder a esa llamada al sentido de la responsabilidad, "manifestación última de la democracia", con que concluye el informe, políticamente devastador para la Comisión.

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La responsabilidad que apuntan los Cinco Sabios tiene una vertiente colectiva, y también individual en varios casos. Las mayores críticas, en este sentido, se han centrado sobre la comisaria socialista francesa Edith Cresson, a la que se señala por un caso de favoritismo hacia su dentista y amigo personal y por irregularidades financieras en su departamento. En todo caso, el dedo de los expertos dibuja un panorama bien distinto del que algunos anticiparon semanas atrás: no existe una línea divisoria Norte-Sur o izquierda-derecha.

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Sin embargo, el Grupo de Sabios ha detectado numerosas irregularidades, pero no ha descubierto ningún caso en el que un comisario esté directamente implicado en actividades fraudulentas o se haya enriquecido por estas actuaciones. Las conclusiones apuntan a responsabilidades derivadas de negligencias, falta de control sobre escalones administrativos más bajos, o incluso a la falta de medios humanos para gestionar las nuevas acciones emprendidas en el campo de la ayuda humanitaria, o de la cooperación con el Este y el Mediterráneo.

Éste es el terreno en el que el informe critica los fallos de gestión del comisario socialista español, Manuel Marín, pero recuerda que en el caso de los programas para el Mediterráneo (MED) los problemas empezaron ya con su antecesor en esa cartera, el entonces comisario Abel Matutes, a quien no menciona por su nombre. Los Cinco Sabios reconocen al mismo tiempo que el comisario Marín reaccionó con rapidez una vez que tuvo conocimiento de las irregularidades.

El informe pone de relieve la contradicción básica producida en la UE en los últimos años: a la Comisión se le ha exigido cada vez más, sin dotarla de los medios suficientes. Los comisarios son los primeros responsables por no haberse plantado. Pero también los gobiernos nacionales y el propio Parlamento Europeo tienen su parte en la situación creada. ¿Aprenderán todos la lección, ahora que los Quince están enfrascados en las duras negociaciones sobre el marco presupuestario de la UE para los próximos siete años, de que no se puede hacer cada vez más con menos dinero?

El informe se encargó para evitar que el Parlamento Europeo aprobara una moción de censura en contra de la Comisión, pero la censura ha llegado por otra vía, más expeditiva, cuando se han han puesto al descubierto una serie de fallos estructurales acumulados en el funcionamiento de esta institución que es necesario corregir. Por lógica, quizás lo más urgente es reformar la propia Unidad de Lucha contra el Fraude (UCLAF), de la que era responsable la comisaria sueca Gradin -una de las más perjudicadas por el informe de los Sabios-, y no cejar en la investigación de posibles delitos. Ahora bien, los casos de fraude o de nepotismo en la Comisión Europea, con ser significativos en términos absolutos, son mínimos comparados a los que se registran en los Estados miembros con los fondos comunitarios.

Es de esperar que una vez que el presidente que designe en junio el Consejo Europeo tenga mayor peso político y voluntad. La gangrena puesta de relieve en el informe de los Sabios nos enseña que poner a un político sin autoridad, como Santer, al frente de este órgano esencial para la vida comunitaria fue un error.

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