Educación deniega a padres de alumnos retirar los crucifijos de las aulas públicas
Muchos de los 200 alumnos que cursan sus estudios en el colegio público San Benito (Ciudad Lineal) pueden contemplar un crucifijo con sólo levantar ligeramente la mirada. El símbolo católico continúa presidiendo cuatro de las seis aulas de educación primaria con que cuenta este centro, 20 años y tres meses después de que la Constitución consagrara la aconfesionalidad del Estado.La asociación de padres de alumnos intenta desde octubre de 1997 retirar las imágenes, pero el director del centro, de momento, no se lo ha consentido. Y no sólo eso: la dirección provincial del Ministerio de Educación ha remitido al colegio un escrito en el que se avala la permanencia de los crucifijos en las clases, en virtud de la "libertad religiosa de los profesores".
La peripecia del colegio San Benito y la iconografía de sus aulas arranca de los primeros días de clase del curso 1997-1998. Fue en aquel momento cuando algunos padres de alumnos cayeron en la cuenta de que había crucifijos en lo alto de las aulas de tercero, cuarto, quinto y sexto curso de primaria (estudiantes de 9 a 12 años). El asunto se debatió en una asamblea de la asociación el 27 de octubre de 1997, con resultados concluyentes: los padres votaron unánimemente en favor de la supresión de los crucifijos. Sin embargo, la cosa no era tan sencilla como parecía. Poco después, el 9 de diciembre, el director del colegio San Benito se negó a que el tema de los crucifijos se debatiera en el Consejo Escolar, órgano que integran representantes de profesores, padres y alumnos. El máximo representante del centro entendía que el consejo no era competente para decidir sobre un asunto de esta naturaleza.
Cansados de las sucesivas negativas de la dirección, los progenitores de los alumnos elevaron sus protestas a la dirección provincial de Educación mediante un escrito fechado el 13 de noviembre de 1998. La respuesta llegó dos meses después por parte del subdirector territorial de Madrid-Centro, Antonino de Paz Abarca: "La libertad religiosa es un derecho individual que no puede negarse a ningún ciudadano, independientemente de la ideología que cada uno profese", escribió. En consecuencia, los cuatro crucifijos continúan, a día de hoy, en su sitio.
PASA A LA PÁGINA 3
El PSOE acusa al ministerio de anteponer "el peloteo a los obispos" a la Constitución
VIENE DE LA PÁGINA 1El conflicto de los crucifijos ha llegado al conocimiento de la portavoz regional del PSOE en materia educativa, Carmen Ferrero, que ayer se apresuró a presentar una pregunta al consejero de Educación, Gustavo Villapalos, para que exponga ante la Asamblea su opinión sobre este caso. Ferrero se expresó ayer en términos muy duros sobre la decisión de mantener la cruz católica en las aulas. "Es una medida anticonstitucional y una agresión muy grave a los niños en un periodo, la preadolescencia, en el que son muy sensibles a todas estas cuestiones", señaló. Y recalcó: "El ministerio hace dejación de sus funciones en defensa de la Carta Magna para hacerle la pelota a la Conferencia Episcopal. A este paso, volveremos a ver a los obispos inaugurando los colegios a golpe de hisopo y a los niños cantando Con flores a María, que madre nuestra es... Todo encaja con esta ola conservadora, cutre y casposa que nos invade".
Sin embargo, el subdirector territorial de Madrid-Centro tiene una idea muy distinta del conflicto. Antonino de Paz se remonta a una intervención en el Senado, el 16 de noviembre de 1984, del entonces secretario de Estado de Educación para avalar que las imágenes religiosas permanezcan en los centros públicos con toda normalidad.
"La presencia de símbolos de la religión católica en edificios públicos no viola ningún derecho de libertad religiosa a ninguna confesión ni el principio de no confesionalidad del Estado", proclama De Paz en su respuesta del pasado 11 de enero. Y abunda: "El ejercicio de la libertad religiosa es un derecho individual que no puede negarse a ningún ciudadano. La no confesionalidad del Estado consiste precisamente en permitir cualquier expresión religiosa, sea del signo que sea. Impedirlo sería vulnerar el principio de neutralidad y decantarse por una postura determinada".
El director provincial, José Antonio Palacios, se sumó ayer a las tesis de su brazo derecho en el ministerio. "En ningún sitio está claro que deban retirarse los crucifijos de las aulas. Éste es un asunto que pertenece al ámbito cultural. A veces nos encontramos con algunas reacciones muy viscerales, pero la libertad religiosa debe prevalecer", apuntó.
"Algo de Mahoma"
Palacios defendió la posibilidad de que algunos colegios las aulas estuvieran presididas por símbolos de religiones minoritarias en España: "Naturalmente, puede haber algún maestro que decida colocar una estrella de David o algo de Mahoma, y no tendría nada de malo".
Pese a estas respuestas, los integrantes de la asociación de padres de alumnos del San Benito, en la calle de Juan Pérez Zúñiga, no van a dar su brazo a torcer. La abogada Nieves Sanz, integrante del colectivo, ha presentado ante la dirección provincial un recurso defendiendo la desaparición de los crucifijos. En el texto apunta: "La libertad religiosa de los profesores está limitada por el respeto a los derechos de los alumnos. Mantener estos símbolos es una forma de violencia contra aquellos cuyas creencias no coincidan con las manifestadas en las aulas del centro".
La recurrente argumenta, un par de párrafos más abajo: "Defender que el principio de libertad religiosa consiste en permitir cualquier expresión religiosa sería equiparable a defender que, existiendo el principio constitucional de libertad ideológica, en las aulas de un colegio público pueden ubicarse signos o símbolos de ideologías políticas". En este mismo sentido, la diputada Carmen Ferrero apuntó, socarrona: "A ver si ahora, con estas teorías ministeriales, van a proliferar los maestros a los que se les ocurra decorar sus clases con un póster del Che Guevara...".
La presidenta de los padres de alumnos, Marina Muñoz, propuso que todos los crucifijos diseminados por las distintas aulas se concentren en la que se emplea para las clases de religión. Muñoz advirtió de que, aunque sus hijos nunca les han comentado nada sobre el signo de la cruz, éste forma parte ya de su subconsciente. "Cuando les plantean el típico ejercicio de "Dibuja tu aula", el crucifijo aparece enseguida en un lugar destacado", relató.
El secretario educativo de Comisiones Obreras en Madrid, Jaime Cedrún, también se mostró perplejo con la defensa ministerial de los crucifijos. "Yo pensé que estas cosas, de Tejero hacia acá, ya no pasaban, pero, con este ministerio de tufillo rancio, todo vuelve a ser posible", denunció.
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