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Los dos hombres asesinados en un piso de Orense fueron torturados

Jan Martínez Ahrens

Había demasiada sangre. Los dos colombianos asesinados en un apartamento de la calle de Orense fueron torturados antes de morir degollados. Así se desprende del examen de los cadáveres efectuado, junto al forense, por la policía, que mantiene sus sospechas de que el doble crimen se debió a un ajuste de cuentas entre bandas internacionales relacionadas con el narcotráfico. Las víctimas, pese a tener el rostro desfigurado por los golpes, han sido identificadas como Jaime Marcelino O.O., de 42 años y originario de Manicales-Caldas (Medellín), y José Benigno V. B., de 36, nacido en Medellín. Ambos fueron hallados por la policía en torno a las ocho de la tarde del sábado, como adelantó ayer EL PAÍS. El aviso lo dio la hermana de Marcelino. Esta mujer, siempre según fuentes cercanas a la investigación, había acudido al inmueble sobre las dos de la tarde acompañada por un cerrajero. Tras abrir la puerta, fue a la terraza y, según su declaración, recogió a un perro, aunque sin advertir la presencia de los cadáveres. Luego, seis horas después, llamó al 091y se presentó en la vivienda acompañada por una abogada. Este relato ha levantado sospechas. "Es difícil creer que se pueda entrar en un piso tan pequeño, ir a la terraza y no ver los cuerpos. Había sangre hasta en el techo", señaló una fuente cercana al caso.

Los asesinos registraron minuciosamente el apartamento de los dos hombres torturados

Un cadáver yacía, de espaldas, mitad en el pasillo, mitad en el dormitorio. Una almohada, posiblemente empleada para acallar sus alaridos y asfixiarle, cubría su cabeza. Sus ropas estaban empapadas de sangre. El segundo cuerpo fue hallado junto a la cama, tumbado de lado.Ambas víctimas habían sido torturadas. Los asesinos les habían propinado una bestial paliza y desfigurado el rostro. Luego les habían apuñalado, y finalmente, degollado. Este inusual sadismo, muy centrado en la zona craneal, ha sido interpretado en fuentes policiales como la consecuencia no sólo de un ajuste de cuentas ejecutado por profesionales, sino también como la emisión de una señal de advertencia.

El piso, además, había sido registrado minuciosamente, como demuestra el que sus cajones y armarios estuviesen abiertos y en desorden. Otro dato que es objeto de investigación es el descubrimiento en el cuarto de baño de un cubo de agua ensangrentada. Los investigadores presumen que fue utilizado para limpiar el lugar del crimen por alguien que trató de evitar que se conociese el doble asesinato, pero que se arrepintió al poco de iniciada su tarea ante la imposibilidad de culminarla. Ambos colombianos habían llegado recientemente a Madrid. José Benigno llevaba, siempre según las primeras versiones, dos días en España, y Jaime Marcelino, 15. Su hermana ha declarado que vino a cursar estudios de joyería.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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