Jiménez, lanzado hacia la Ryder tras su victoria

No ha habido golfista más envidiado esta semana que Miguel Ángel Jiménez. Y no sólo por un motivo. El jueves, la comunidad internacional de jugadores le envidiaba porque, terminada la jornada, el jugador malagueño cogía su nuevo Ferrari y en cinco minutos estaba en su casa, a escasos kilómetros del campo del Parador de Málaga, escenario del Turespaña Masters, mientras que los demás tenían que seguir con el hábito de dormir en hotel. El viernes, el motivo de que los demás le miraran como a un hombre afortunado fue la buena nueva que llegó de Augusta (Estados Unidos): el comité del Masters, el torneo más selecto, había decidido invitarle a disputar la edición de 1999. Por primera vez, España tendrá cuatro representantes: aparte de Jiménez, Ballesteros, Olazábal y Sergio García.La buena noticia del sábado ya tuvo que ver directamente con su categoría de jugador. Con una vuelta de 62 golpes (-10), récord del campo, Jiménez asaltaba triunfalmente el liderato del torneo y, con un -19 acumulado, sentaba las bases para el triunfo final: inició ayer la última jornada con cinco golpes de ventaja sobre el grupo de segundos, entre los que estaba Ignacio Garrido, a quien el récord de 63 golpes establecido el viernes sólo le duró 24 horas.

Ayer, se doblaron los motivos de felicitación al popular jugador malagueño, de 35 años. Una ronda de 67 golpes le permitió asegurar el triunfo con un acumulado de -24, cuatro menos que el británico Steve Webster. Ganador también del Turespaña Masters el año pasado, Jiménez es el primer jugador que defiende con éxito un título en el circuito europeo en los últimos dos años.

Y, aunque suene a excesivo, aún hay más. Con su victoria, el malagueño, que en 1997 fue el segundo de Ballesteros en la capitanía europea de la Ryder Cup, asciende al segundo puesto de la lista para la edición de 1999, lo que le asegura prácticamente la participación en la cita de septiembre próximo ante Estados Unidos en Brookline (Massachusets).