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Delgada línea

Probablemente pocos directores como Terence Malick podían describir con tal maestría el pequeño espacio que existe entre la muerte y la vida o entre el bien y el mal. Esa delgada línea roja que nos parapeta frente a los aspectos más negativos del hombre está presente en cada una de las situaciones vitales y lo triste es que su traspaso es a veces tan fácil como difícil resistir la tentación de no hacerlo. En política, esa delgada línea nos separa del maquiavelismo, del fin justifica los medios y del totalitarismo. Aspectos todos ellos que en nuestra democracia no se presentan de manera completa, ya que en ese caso no seríamos democracia sino fascismo, pero que de vez en cuando despuntan intentando desvirtuar el sistema. Afortunadamente existe la vacuna que nos puede hacer inmunes a esa situación y ésta no es otra que la de "más democracia". En los últimos días estamos viviendo los procesos de designación de candidatos para los próximos comicios y en algunos lugares, como en Tenerife, se han producido incluso agresiones físicas que los afectados atribuyen al proceso de confección de listas en el seno del PP canario. Por fortuna, en Andalucía ese proceso no alcanza el nivel de virulencia vivido en otras zonas de España aunque, eso sí, el maquiavelismo campa a sus anchas en aquellos lugares donde los autodenominados independientes tienen sus feudos o pretenden tenerlos. Se cambian mociones de censura por la no presentación de candidaturas o incluso se intenta cambiar esta presentación de candidaturas en zonas políticamente sensibles como son Ceuta y Melilla por posibles beneficios en el ámbito judicial. Todo un mercadeo. Los ejemplos anteriores podrían considerarse inconsistentes con el postulado de más democracia, ya que los casos citados parten del voto obtenido de los ciudadanos, sin embargo no lo es. Más democracia significa aumentar la democracia interna de los partidos. Dar legitimidad a los candidatos alternativos, haciendo que las listas se definan en procesos abiertos y de democracia directa. Esa asignatura sigue pendiente en la mayoría de los partidos y ello es una puerta innecesariamente abierta al borde de esa delgada línea, que de vez en cuando puede llegar a cruzarse por acción o por omisión.LUIS ÁNGEL HIERRO

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