PRÍNCIPES AFORTUNADOS

Los hijos de la pareja real sueca, Victoria, Carl Philip y Madeleine, han vivido estos días en carne propia aquello de que los duelos con pan son menos, al conocerse la herencia dejada por el príncipe Bertil tras su fallecimiento el 1 de enero de 1997 a la edad de 85 años. La herencia dejada por el difunto, que era tío del rey actual Carlos Gustavo, que ascendió a la suma de 89.980.486,14 coronas (aproximadamente 1.700 millones de pesetas) en la que están incluidas un par de villas principescas, una en el exclusivo bario de Djurgarden, de Estocolmo, y otra en la Riviera francesa, será repartida entre la esposa, la princesa Lilian, el rey y los hijos de éste. Carl Philip, el hijo varón recibirá el palacete de Djurgarden con lo que tendrá un lugar adecuado para recuperarse del esfuerzo que le demanda sus estudios en la conflictiva escuela de Lundberg con alguna fiestecita reparadora, más cinco millones de coronas que es la parte que le corresponde al repartirse entre él, Victoria y Madeleine, unos 15 millones en efectivo. Para el rey Carlos Gustavo queda Villa Mirage, en la Riviera francesa, la residencia de verano valorada en unos nueve millones de coronas, donde el príncipe Bertil y la princesa Lilian acostumbraban a pasar sus vacaciones. El difunto, que era un hombre muy apreciado por su estilo sencillo, no se olvidó de sus tres servidores y les dejó 100.000 coronas a cada uno.- ,