Una 'miss' árabe convulsiona Israel
La elección de Rania Raslan ha sido celebrada por Netanyahu y otros políticos israelíes como símbolo de convivencia
Una muchacha árabe es la nueva reina de Israel. Rania Raslan, de 21 años de edad, perteneciente a la comunidad árabe de la ciudad norteña de Haifa, se ha convertido en la reina de la belleza de Israel. Su nombramiento ha sido acogido con grandes aplausos por la clase política del país, incluidos aquellos que en los últimos años han estado sistemáticamente bombardeando el proceso de paz con los palestinos y que reclaman al mismo tiempo en el interior la primacía de la comunidad judía por encima de todos los demás grupos étnicos y religiosos."No es importante que sea árabe o judía. Lo importante es que podamos demostrar al mundo que podemos vivir juntos. En perfecta armonía, porque no hay diferencia entre árabes y judíos. En definitiva, todos somos seres humanos", ha afirmado Rania pocos minutos después de que recibiera, entre sollozos, el cetro y la corona de un nuevo y sorprendente mandato, en medio de los aplausos de centenares de personas que se habían reunido para esa ocasión en una gran sala de espectáculos de Tel Aviv.
Al concurso para la elección de Miss Israel, que este año ha celebrado su 49ª edición, se presentaban una veintena de candidatas, en su mayoría miembros de la comunidad judía, lo que le daba a Rania un escaso margen de posibilidades. Así lo han reconocido la nueva miss y su madre, Faida, en un momento de extraordinaria sinceridad y lucidez, al finalizar la competición: "La verdad es que no creíamos que fuera a ganar. Nosotras pensábamos que darían el premio a alguna de las muchachas judías. Pero estamos muy orgullosas de haberlo conseguido. Ello demuestra que no hay discriminaciones en este país".
Rania Raslan, empleada como oficinista en un despacho de abogados de Tel Aviv y futura estudiante de puericultura en una universidad local, representará durante el próximo año a Israel en el concurso internacional de Miss Mundo, pero además representará a su propia comunidad, la árabe, compuesta por cerca de un millón de habitantes y configurada por un 90% de practicantes musulmanes, sobre una población total de seis millones de israelíes.
La elección de la muchacha ha sido acogida con vítores por el propio primer ministro, Benjamín Netanyahu, y su esposa, la locuaz Sara, quienes se han declarado orgullosos de que por primera vez una chica árabe sea reina de la belleza para Israel, y, como tratando de sacar conclusiones precipitadas, han asegurado que "esta elección es una prueba clara de la igualdad y de la cooperación existente entre árabes y judíos en Israel".
Los comentarios más entusiastas han partido de Pnina Rosenblum, la única mujer candidata a primer ministro en las elecciones generales que se celebrarán, en primera vuelta, el próximo 17 de mayo. Pnina, antigua top-model, triunfadora también de concursos de belleza, y convertida ahora en acaudalada empresaria de una factoría especializada en la fabricación de productos cosméticos y de prendas de lencería fina, efectuó también unos comentarios de alta política, al asegurar que la elección de la nueva miss "constituye un mensaje de paz y de reconciliación para el mundo árabe y en particular con respecto a Siria, que debe sentarse a negociar con Israel" la retirada del sur de Líbano y de los Altos del Golán.
Por si faltaran símbolos. Rania recibió la corona de manos de la antigua soberana Lior Abargil, convertida desde hace un mes en protagonista de un escándalo judicial dirigido contra un árabe palestino a quien se le acusa de haberla violado siete semanas antes de aquella elección. Desde lo alto del escenario, Lior, la belleza ultrajada, afirmó con tono contundente: "Nosotras podemos hacer con nuestros cuerpos lo que queramos. Sólo nosotras". El grito de reivindicación de la mujer fue comprendido por los asistentes al acto, que, puestos en pie, aplaudieron largamente.
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