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Dimite otro directivo del comité organizador de Salt Lake City

Rod Hamson, director de contratación del comité organizador de los Juegos de Salt Lake City 2002 (SLOC), dimitió ayer como consecuencia de la investigación que estudia si cometió irregularidades en la fase de candidatura de la ciudad. Es el tercer directivo del SLOC que dimite víctima de un escándalo de compra de votos mediante favores a miembros de la familia olímpica que ha sacudido los cimientos del Comité Olímpico Internacional (COI). Juan Antonio Samaranch, su presidente, se someterá a plebiscito la próxima semana ante los miembros del COI.

Cuando a comienzos de año ya fue evidente y quedó probado que el comité de la candidatura se había gastado 780.000 dólares (unos 117 millones de pesetas) en favores y agasajos a 24 miembros del COI para que inclinaran su voto en favor de Salt Lake City, Tom Welch, presidente, y Dave Johnson, vicepresidente del SLOC, dimitieron antes incluso de que el comité ético decidiera sobre su culpabilidad. Pero esos gestos no acabaron con los problemas. La limpieza interna no ha concluido. Ni las revelaciones embarazosas.Salt Lake City sufre todavía la pesadilla de la suspensión de unos Juegos para los que ha invertido 1.400 millones de dólares (unos 210.000 millones de pesetas) y de los que han previsto ingresar 420.000.

Apenas hace 48 horas, Tom Welch, el dimisionario prsidente del SLOC, ha admitido ante la prensa que Phil Coles, miembro australiano del COI, y su familia se habían beneficiado de vacaciones pagadas en el estado de Utah. El nombre de Phil Coles figura también en otras revelaciones del Australian Financial Review como receptor de joyas por valor de un millón de pesetas regaladas por la fallida candidatura de Atenas para los Juegos de 1996, organizados por Atlanta. El periódico informa de que Coles y su ex esposa Georgina aceptaron unos gemelos con diamantes y un collar de oro a bordo de un yate en Atenas en 1990.

Las investigaciones del comité ético del SLOC y de los diferentes medios de comunicación corren paralelas a las que Dick Pound, vicepresidente del COI, conduce entre la familia olímpica para aclarar las responsabilidades de 22 miembros del máximo órgano olímpico. Cinco de ellos -Lamine Keita, de Mali; Agustín Arroyo, de Ecuador; Abdel gadir, de Sudán; Sergio Santander, de Chile, y Jean-Claude Ganga, de Congo- están suspendidos temporalmente; otros cuatro -Charles Mukora, de Kenia; Pirjo Haggman, de Finlandia; David Sibndze, de Suazilandia, y Bashir Attarabulsi, de Libia- han dimitido tocados por el mayor escándalo de corrupción que ha golpeado al movimiento olímpico y que han afectado al crédito de su presidente, el español Samaranch, y de todo el sistema de adjudicación de sedes. El informe de Pound ha implicado a otros 10, mientras que tres más -Louis Guirandou, de Costa de Marfil; Kim Un-yong, de Corea, y Vitali Smirnov, de Rusia- han estado sometidos a una mayor investigación.

Sin embargo, las recientes nuevas revelaciones que llegan desde Salt Lake City han evitado que los dirigentes olímpicos hayan tomado ya una decisión sobre el número de miembros que expulsarán del COI. La comisión presidida por Pound ha aplazado el informe que tenía previsto presentar ayer para la próxima semana, en vísperas de la asamblea extraordinaria del COI el 16 y 17 en Lausana que votará sobre la expulsión de los miembros que aceptaron regalos a cambio de su voto.

La asamblea extraordinaria también someterá a plebiscito la continuidad de Samaranch a su frente. Se da por seguro que el voto será afirmativo, pero aún no se ha decidido sobre el método: voto secreto o aclamación a mano alzada.

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